Juan Carlos I cuenta que se está muriendo

Los más cercanos a Juan Carlos I ya han recibido la noticia

Juan Carlos I cuenta que se está muriendo

El estado de salud de Juan Carlos I no es nada bueno. Los que lo rodean cuentan que los problemas ya han trascendido lo físico. No se trata de que no pueda caminar o de que sea incapaz de moverse con facilidad. Ahora los problemas también tienen que ver con lo mental y psicológico. El emérito se siente débil y percibe que su tiempo se está acabando, se sabe un monarca derrotado, incapaz de valerse por él mismo y todo se ha visto preocupantemente agravado por una serie de pérdidas de capacidad cognitiva que lo llevan a ser incapaz de reconocer, en ciertas ocasiones, a sus personas más cercanas. Esto, según reveló el periodista Zarzalejos.

Ante esta situación, tal y como cuentan personas cercanas a Casa Real, los más allegados a Juan Carlos I ya han sido advertidos, por parte del propio emérito, de que se está muriendo y que las fuerzas le están comenzando a flaquear de verdad. Se siente muy débil y, a pesar de haberse sometido a todo tipo de tratamientos, no hay nada que haga efecto ni que le sirva para recuperarse lo más mínimo. Dejando todavía más hundidos los ánimos de Don Juan Carlos.

Jc

El emérito quiere volver a su hogar

Consciente de que está en su peor momento, Juan Carlos I ya ha comenzado a hablar con sus hijas para que lo ayuden a volver a España. Siente que morir en Abu Dabi no sería algo digno de una figura de su nivel. Por lo que quiere, como mínimo, regresar a la Península Ibérica, aunque eso implique vivir en Portugal, donde ya ha elegido la población en la que quiere estar. Se trata de Cascais, un pueblo costero en el que podrá vivir como un rey, estando mucho más cerca de España.

Por otro lado, Juan Carlos I ha pedido recuperar la relación con Leonor y la infanta Sofía antes de fallecer. No podría soportar que sus nietas no se puedan despedir de él como deben y merecen todos. Sin embargo, no parece que ni Letizia ni Felipe VI estén por la labor de facilitar un reencuentro por el que las jóvenes tampoco están muy entusiasmadas.

Así pues, ya no hay nadie en el entorno de Juan Carlos I que no sepa que está llegando a sus últimos momentos de vida.