Juan Carlos I, en guerra con su hijo, se niega a ir a comer a Madrid con la familia

Un gesto que evidencia la distancia creciente entre Juan Carlos I y Felipe VI

Juan Carlos I, en guerra con su hijo, se niega a ir a comer a Madrid con la familia

La relación entre Juan Carlos I y Felipe VI vuelve a tensarse. Según informa Monarquia Confidencial, el rey emérito decidió no asistir al almuerzo familiar que se celebraría en el Palacio de El Pardo por el aniversario de la proclamación de la monarquía. La decisión, dicen, fue meditada y comunicada con antelación a su hijo.

El gesto refleja, a juicio de quienes conocen la situación, la creciente distancia entre padre e hijo. La Casa del Rey, consultada al respecto, ha preferido mantenerse al margen. Oficialmente, el foco se mantiene en la visita de Estado de Felipe VI y la reina Letizia a China, un viaje clave en la agenda internacional.

Pese a todo, varias fuentes aseguran que Felipe VI intentó convencer personalmente a su padre para que acudiera al encuentro. Sin embargo, la negativa inicial ha dejado entrever que la relación institucional y la familiar atraviesan un momento delicado.

Felipe VI

Las memorias que marcan la pauta

El origen del enfado de Juan Carlos I parece estar vinculado a la publicación reciente de sus memorias en Francia. Personas cercanas al emérito aseguran que su intención nunca fue generar una crisis, sino afirmar su derecho a decidir sobre su vida sin imposiciones. 

Según este entorno, el exjefe del Estado se muestra “sereno pero firme”. La publicación de sus recuerdos le habría otorgado una sensación de libertad y control sobre sus pasos, marcando un antes y un después en su relación con la familia y la institución.

En Zarzuela evitan pronunciarse, pero la posible ausencia de Juan Carlos I en el almuerzo reaviva los rumores sobre el distanciamiento con su hijo. Mientras Felipe VI busca proyectar estabilidad y ejemplaridad institucional, la atención mediática se centra de nuevo en el emérito. 

Para muchos, este episodio no solo evidencia diferencias personales, sino también un choque generacional y de prioridades entre ambos. Los años de tensiones acumuladas y las heridas aún abiertas parecen pesar más que la tradición de las reuniones familiares. En medio de este conflicto, Juan Carlos I mantiene las formas públicas, pero deja claro que pretende gestionar su vida según sus propias reglas. Y mientras tanto, la familia real y la opinión pública observan, con expectación, cómo se escribe este nuevo capítulo de su historia.