Juan Carlos I intentó llevarse papeles y documentos de Zarzuela, pero su hijo, Felipe VI, se lo impidió
Una reunión familiar que deja entrever emociones y decisiones que pesan en Zarzuela.
Durante décadas, las Navidades en Zarzuela fueron sinónimo de grandes celebraciones, de familia extensa reunida y de una elegancia que marcaba la tradición de la Casa Real. Aquellas mesas largas, los menús cuidados y el bullicio de varios niños correteando creaban un ambiente único. Algunos de los invitados que vivieron esa época aseguran que las reuniones actuales, aunque mucho más discretas, aún conservan un eco de esa calidez.
La reciente comida celebrada en El Pardo para conmemorar los 50 años de la proclamación de Juan Carlos I devolvió, por unas horas, esa sensación de familiaridad. Cerca de sesenta personas compartieron mesa en un encuentro marcado por la cercanía inesperada entre el Rey Emérito y Doña Sofía. Testigos del evento aseguran que ambos estuvieron conversando con naturalidad, riendo y recordando momentos de una vida compartida. El menú, sencillo y ligero, y la atmósfera relajada contrastaban con el telón de fondo emocional del encuentro: la distancia que hoy marca la relación entre Juan Carlos I y su hijo, el actual monarca.
Felipe VI prolongó la sobremesa, conversando con los presentes, mientras que Doña Letizia abandonó antes la reunión. El Emérito, por su parte, partió a media tarde rumbo al aeropuerto para reencontrarse con amigos cercanos antes de regresar a Abu Dabi. Siete horas que, aunque agradables, también dejaron espacio para la nostalgia y la frustración.

Los documentos que no pudo llevarse y la herida que sigue abierta
En ese círculo íntimo, Juan Carlos I volvió a compartir una de sus quejas más repetidas en los últimos años: el deseo de pasar temporadas en España y la imposibilidad de hacerlo con normalidad. Pero hubo un asunto que resonó especialmente: la negativa de su hijo a permitirle retirar documentos y notas personales del Palacio de la Zarzuela.
Según fuentes, estos papeles serían esenciales para la redacción de sus memorias, un proyecto que acaricia desde hace tiempo. Sin embargo, la Casa del Rey alegó que se trata de documentos vinculados a su etapa como Jefe del Estado y, por lo tanto, no pueden salir del archivo oficial. Para Juan Carlos I, esta decisión no solo limita su capacidad de relatar su propia historia, sino que simboliza la distancia institucional y emocional que lo separa de Felipe VI.
A las ocho de la tarde, el antiguo monarca subió al avión que lo devolvía a su vida en el extranjero. Y mientras El Pardo recuperaba su silencio, quedó flotando la idea de que, más allá de los actos públicos, la verdadera historia de esta familia sigue escribiéndose entre gestos, ausencias y papeles que nunca cambiaron de manos.