Juan Carlos I pide trabajo para el nieto, lo han rechazado en varias entrevistas, está peor que Froilán

Ni el emérito ha sido capaz de solucionar los problemas de su nieto

Juan Carlos I pide trabajo para el nieto, lo han rechazado en varias entrevistas, está peor que Froilán

La figura de Juan Carlos I sigue siendo clave en el entramado de la familia, aunque su poder ya no sea el de antes. Desde Abu Dabi, el emérito mueve hilos, busca contactos y presiona para que sus nietos no acaben en el olvido. Y es que, si bien durante mucho tiempo todas las miradas han estado puestas en Froilán, lo cierto es que ahora hay un Borbón que preocupa mucho más: Miguel Urdangarin. El hijo menor de la infanta Cristina se encuentra completamente perdido, incapaz de encontrar un rumbo en la vida y, lo peor de todo, sin que ningún intento le salga bien.

Lo han echado de varios sitios. Ha pasado entrevistas en diferentes empresas y en todas ha terminado rechazado. La etiqueta de Urdangarin, la sombra del caso Nóos y la falta de motivación personal pesan demasiado. Ni el apellido ni el dinero que le pasa su abuelo cada mes logran abrirle puertas. Está más desorientado que su primo Froilán, al que al menos le han encontrado acomodo en Abu Dabi, aunque sea de manera simbólica. Miguel ni siquiera tiene eso, y la situación preocupa a quienes lo conocen.

Miguel

Pablo, es la otra cara de la moneda, por ahora

En contraste, Pablo Urdangarin ha conseguido mantener una vida deportiva ordenada. En el Granollers se ha asentado, juega con regularidad y tiene una proyección positiva. Sin embargo, hay un techo que todavía no ha logrado superar: la Selección Española de Balonmano. Allí es donde realmente se consagra un jugador, y por mucho que Juan Carlos I quiera ayudar, nada puede hacer para que su nieto sea convocado. Esa es la frustración de Pablo: en su club progresa, pero el reconocimiento absoluto le sigue siendo esquivo.

Miguel, en cambio, no pega un palo al agua. Se le ha visto por Madrid, de fiesta en fiesta, con amigos que no pertenecen precisamente al mundo académico ni al profesional. Cada día que pasa, la distancia entre él y la posibilidad de un futuro digno es más grande. Ni estudios, ni trabajo, ni metas. Un vacío que inquieta a su familia, porque ni siquiera el propio emérito logra encontrarle salida.

Así pues, mientras Juan Carlos I mueve hilos para salvar a Miguel, lo cierto es que ni su apellido ni la fortuna del abuelo parecen suficientes. El joven está en caída libre, y ya hay quien dice que incluso Froilán ha conseguido más estabilidad que él.