Juan Carlos I sufre una enfermedad degenerativa que únicamente conoce la familia y allegados

Una situación conocida solo por su círculo más cercano

Juan Carlos I sufre una enfermedad degenerativa que únicamente conoce la familia y allegados

Juan Carlos I, a sus 87 años, enfrenta un momento delicado de salud. Le han diagnosticado artrosis degenerativa, una enfermedad que deteriora progresivamente las articulaciones. El dolor y la rigidez han hecho que su movilidad se vea gravemente afectada, hasta el punto de depender casi permanentemente de una silla de ruedas.

Esta dolencia no es nueva en su historia familiar. La misma enfermedad marcó los últimos años de su madre, María de las Mercedes de Borbón, fallecida en 2000. Para el exmonarca, esto añade un matiz emocional a su situación.

A pesar de haber probado tratamientos avanzados, como terapias con células madre y fisioterapia intensiva en Ginebra y Abu Dabi, los resultados han sido limitados. Las mejoras han sido temporales y su condición se considera irreversible. Sumado a esto, varias operaciones en cadera, rodilla y columna complican aún más su día a día. Desde que se estableció en Abu Dabi en 2020, sus apariciones públicas son contadas, aumentando la incertidumbre sobre su verdadero estado de salud.

Juan Carlos I

El aislamiento del exilio y su legado

El aislamiento emocional se ha hecho evidente. Lejos de su familia y del país que gobernó, Juan Carlos I ha visto reducida su vida social. Mantiene contacto esporádico con amigos y colaboradores, pero la interacción diaria es mínima. La relación con Felipe VI atraviesa un periodo de distanciamiento institucional, y la Zarzuela evita dar detalles sobre su situación. Sus visitas a España se limitan a actos privados.

Las imágenes que llegan al público son cuidadosamente seleccionadas. Regatas en Sanxenxo o apariciones breves muestran al monarca erguido, pese a que en la vida cotidiana depende de bastones o silla de ruedas. Su prioridad sigue siendo preservar una imagen de fortaleza y de liderazgo histórico.

Entre sus planes más personales, se encuentra la redacción de sus memorias. En ellas, Juan Carlos I busca contar su versión de la historia, desde su ascenso al trono hasta su abdicación y la situación actual. Este proyecto parece ser una manera de cerrar un capítulo vital en medio de un proceso físico que lo ha limitado y emocionalmente aislado. El diagnóstico de artrosis no solo refleja un deterioro físico. También simboliza el fin de una era, un recordatorio de que incluso quienes parecen invencibles enfrentan la fragilidad de la vida.