Juan Urdangarin está bajo tratamiento médico, lleva cuatro años medicándose a diario, no está curado
A pesar de que hay mejoría, Juan está lejos de estar curado
El silencio que siempre ha rodeado a Juan Urdangarin empieza a dejar entrever un trasfondo complejo. El hijo mayor de la infanta Cristina y Iñaki Urdangarin atraviesa un momento más estable, pero su camino hasta aquí no ha sido sencillo. Según fuentes cercanas, el joven lleva cuatro años medicándose a diario para controlar un fuerte trastorno de ansiedad derivado del estrés y de heridas emocionales que arrastra desde la adolescencia. Aunque su estado ha mejorado, no está completamente curado y continúa en terapia.
Y es que los primeros años tras el estallido del caso Nóos fueron los más duros para él. Mientras su padre ingresaba en prisión, Juan se vio obligado a asumir responsabilidades que no le correspondían con apenas unos años más que sus hermanos Pablo, Miguel e Irene. A todo ello se sumó el acoso que sufrió en el Liceo Francés de Barcelona, donde compañeros lo señalaban por los delitos de su padre. Aquellos episodios lo empujaron a construir un carácter hermético y a alejarse de la vida pública, refugiándose en los estudios y más tarde en su trabajo en el Reino Unido.

La nueva vida en Londres, un cambio para Juan
De este modo, su traslado a Londres supuso un punto de inflexión. Allí encontró un entorno más discreto, lejos de miradas incómodas, y comenzó a trabajar en una empresa de automoción vinculada a un sobrino de José María Aznar. Sin embargo, no dejó de lado la terapia ni los fármacos que lo ayudan a estabilizarse. La distancia con su familia, especialmente en los últimos años, ha sido interpretada como parte de su proceso de protección personal.
La realidad es que en las últimas semanas Juan ha reaparecido de forma inesperada. Ha pasado unos días en Bidart junto a la infanta Cristina y Iñaki Urdangarin, que por primera vez en mucho tiempo coincidieron en público sin Ainhoa Armentia. Este reencuentro en el lugar donde solían veranear ha encendido las alarmas sobre el estado anímico del joven, que podría haber atravesado un bache sentimental o profesional.
Así pues, la preocupación en su entorno sigue latente. Aunque Juan Urdangarin muestra signos de recuperación y mantiene la discreción que lo caracteriza, su salud mental continúa siendo una prioridad para la familia. El nieto más enigmático de la reina Sofía afronta su proceso con constancia, consciente de que aún le queda camino para dejar atrás las heridas del pasado.