Kate Middleton y el Príncipe Guillermo se niegan a vivir en Buckingham

Los Príncipes de Gales todavía buscan una alternativa

Kate Middleton y el Príncipe Guillermo se niegan a vivir en Buckingham

En el corazón de la monarquía británica se esconde un conflicto que pocos reconocen en público: Kate Middleton y el Príncipe Guillermo no quieren vivir en Buckingham Palace, el que debería ser su hogar natural como futuros Reyes. La decisión no es casual ni improvisada, sino el reflejo de un rechazo frontal a una residencia cargada de simbolismo, pero también de problemas estructurales y de un ambiente que la pareja considera asfixiante.

Y es que para los Príncipes de Gales, Buckingham nunca ha representado un lugar acogedor. Su tamaño descomunal, con más de 700 habitaciones, genera una sensación de frialdad que poco tiene que ver con la vida familiar que desean para sus hijos, George, Charlotte y Louis. En el entorno más próximo de la pareja se da por hecho que Kate ha sido la más firme en su decisión, al entender que sus hijos necesitan crecer en un entorno natural, abierto y moderno, lejos de la rigidez de un palacio convertido en museo.

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Un nuevo hogar para sus hijos

El palacio, además, arrastra problemas de modernización y un coste de mantenimiento que supera los 400 millones de libras. En ese contexto, Guillermo y Kate prefieren lugares más íntimos y prácticos, como el actual Adelaide Cottage, donde disfrutan de cierta discreción y contacto con la naturaleza. Sin embargo, esa residencia se ha quedado pequeña, y el matrimonio busca una alternativa que combine privacidad, espacio y seguridad, sin caer en la monumentalidad sofocante de Buckingham.

Las opciones sobre la mesa no son pocas. Fort Belvedere, la histórica mansión de Windsor marcada por la abdicación de Eduardo VIII, seduce por su aislamiento y sus enormes jardines. También Royal Lodge, ocupado aún por el Príncipe Andrés, se perfila como otra posibilidad, aunque la resistencia del duque a abandonar la propiedad bloquea cualquier movimiento. Lo que está claro es que, para Kate y Guillermo, instalarse en Buckingham no entra en sus planes ni ahora ni en el futuro.

Así pues, mientras en Londres se insiste en que los herederos acabarán mudándose al palacio para consolidar su papel, la realidad es que la pareja se mantiene firme en su negativa. Kate Middleton y el Príncipe Guillermo saben que su reinado necesitará cercanía y modernidad, no muros gigantescos ni pasillos interminables. Y con esa convicción, han decidido trazar su propio camino, incluso si eso implica romper con una de las tradiciones más sagradas de la Corona británica.