La caza de brujas iniciada en Casa Real conduce hasta Letizia

Una polémica inesperada sacude a la Casa Real y reaviva tensiones internas

La caza de brujas iniciada en Casa Real conduce hasta Letizia

En Zarzuela hay malestar. Y el dedo acusador apunta, sin rodeos, a la reina Letizia. La reacción de Casa Real ante las imágenes de la princesa Leonor en un centro comercial de Chile ha levantado una tormenta institucional. Las fotos, que no mostraban nada comprometedor, se filtraron a medios locales y se difundieron rápidamente. La respuesta fue inmediata: una denuncia formal, presentada a través de canales diplomáticos. Algo nunca visto hasta ahora.

Pero el plan ha salido mal. Muy mal. La Fiscalía chilena ha tumbado la denuncia. No ve delito. Las imágenes fueron tomadas en un lugar público, accesible a todos. Y, sobre todo, no hubo invasión de la intimidad. El caso ha quedado cerrado. Pero lo que no se cierra es la grieta en Palacio.

Desde dentro, apuntan a Letizia como la instigadora del movimiento legal. Fue ella —aseguran— quien presionó para denunciar. Quería proteger a su hija. Pero lo que ha logrado, según voces cercanas a Zarzuela, ha sido lo contrario: convertir a Leonor en un fenómeno mediático. Y, de paso, dejar a la Casa Real en evidencia internacional.

Letizi y sus hijas

Un precedente peligroso y una nueva exposición

El intento de controlar la imagen de Leonor ha tenido el efecto contrario. Las fotos, lejos de ser borradas, se han multiplicado. Y, ahora, con el rechazo de la justicia chilena, se ha establecido un precedente claro: si la princesa aparece en lugares públicos, puede ser fotografiada como cualquier ciudadano. La luz verde está encendida.

Letizia ha perdido esta batalla. Y ha expuesto aún más a su hija. Lo que buscaba frenar, se ha amplificado. Porque el valor de las imágenes de Leonor se ha disparado. Cuanto más se intenta esconderla, más interés genera. Es el efecto bumerán de la sobreprotección.

En Zarzuela ya se habla de crisis interna. Algunos culpan a la reina de haber reaccionado con excesiva dureza, sin medir las consecuencias legales ni mediáticas. Se temía por la seguridad de la heredera, pero la jugada ha sido torpe. Y, como era de esperar, ha dejado heridas internas. Porque en esta “caza de brujas” real, el fuego amigo apunta con claridad a Letizia.