La evolución de Carlos III no es la deseada, empeora en secreto
Desde Buckingham Palace la orden es de silencio total
El estado de Carlos III sigue siendo motivo de debate en Reino Unido. A pesar de que en cada acto público intenta mostrar energía y transmitir serenidad, lo cierto es que detrás de los muros de Buckingham Palace admiten que la recuperación no avanza al ritmo que se esperaba. Su entorno más cercano reconoce que la mejoría es mínima, algo que preocupa no solo a la familia real británica, sino también a la nación, que observa con atención cada paso del monarca.
En este escenario, el hermetismo oficial se mantiene férreo. No se han ofrecido demasiados detalles sobre la evolución de Carlos III, lo que alimenta rumores y especulaciones de todo tipo. La estrategia de la Casa Real británica ha sido la de la prudencia, filtrando únicamente mensajes de calma y confianza, aunque la realidad no sea tan alentadora como se intenta proyectar.

Carlos III, en manos de los mejores profesionales
La última aparición de Carlos III se produjo en la inauguración del Hospital Universitario Metropolitano de Midland. Allí no dudó en dirigirse a los pacientes con una actitud cálida y cercana, incluso cuando una mujer le preguntó directamente por su estado: «No estoy tan mal», contestó con una sonrisa. En ese mismo encuentro destacó la importancia del diagnóstico temprano y elogió el trabajo del personal sanitario británico, al que calificó como “los mejores para afrontar estos desafíos”.
Durante la visita se produjeron momentos que reflejaron la dualidad que vive el Rey: entre el humor y la vulnerabilidad. Bromeó sobre el paso de los años asegurando que “las partes del cuerpo ya no funcionan igual después de los 70”, provocando risas entre los presentes. Pero también escuchó testimonios conmovedores, como el de un enfermo con cáncer de próstata en fase terminal que le confesó: «Tengo lo mismo que tú. Última etapa. Podría morir hoy, podría morir mañana». Unas palabras que impactaron al soberano, visiblemente emocionado.
Así pues, en medio de la incertidumbre sobre la enfermedad de Carlos III y con una mejoría más lenta de lo esperado, el monarca se aferra a su actividad institucional como fuente de fuerza. En los próximos días, tiene previsto recibir al expresidente Donald Trump y a su esposa Melania Trump en una visita de Estado, un encuentro diplomático de alto nivel que reafirma la intención del rey Carlos III de no apartarse de sus obligaciones, incluso cuando su salud sigue siendo el gran enigma.