La familia Borbón está en guerra, la infanta Cristina y Elena eligen bando, el conflicto se recrudece

Las diferencias entre hermanos y padre reavivan un conflicto que parecía dormido

La familia Borbón está en guerra, la infanta Cristina y Elena eligen bando, el conflicto se recrudece

La tensión en la familia Borbón es más evidente que nunca. Felipe VI y su padre, Juan Carlos I, mantienen una relación rota desde hace más de diez años. El punto de no retorno llegó con la abdicación del emérito, un movimiento que Felipe ejecutó bajo la presión de la reina Letizia. Su objetivo era claro: proteger la monarquía y apartar una figura considerada tóxica.

Desde entonces, Juan Carlos fue relegado al exilio en Abu Dabi. Su presencia en España quedó reducida a visitas puntuales y discretas durante el primer año. Pero poco a poco fue recuperando terreno. En el último año, volvió a España más de ocho veces. Felipe, sin embargo, estableció límites estrictos: solo permitiría un regreso definitivo ante una enfermedad terminal o una operación de riesgo vital. Nada más.

Cada paso de Juan Carlos fuera de estas reglas es visto por Felipe como un desafío directo a su autoridad y una amenaza para la imagen de la Corona. El emérito ha fundado, junto a sus hijas Cristina y Elena, una organización para canalizar su herencia fuera del fisco español. También inició acciones legales poco comunes para un exrey, y prepara la publicación de unas memorias y una posible serie de Netflix. Todos movimientos que tensionan aún más a la familia.

Juan Carlos I

Las hijas toman partido

La batalla familiar se complica porque Cristina y Elena han decidido apoyar a su padre. Ambas creen que cinco años de exilio son suficientes y que la salud delicada del emérito justifica su regreso. Esta postura choca frontalmente con la de Felipe, que mantiene su línea de proteger la monarquía y el futuro de la princesa Leonor.

La unidad familiar se ha resquebrajado. No hay fotos conjuntas ni eventos donde coincidan todos los miembros. Las discusiones privadas son intensas. Felipe defiende la institución; sus hermanas apelan a los lazos familiares. Mientras tanto, Juan Carlos observa desde la distancia, calculando cada movimiento. Cada acción parece planificada, cada gesto, una ficha en un tablero donde el objetivo es recuperar terreno sin romper del todo la figura del rey emérito.

La guerra en la familia Borbón no muestra signos de detenerse. El choque de generaciones, entre deber institucional y lazos familiares, marca un antes y un después. Y en medio de esta batalla, la pregunta permanece: ¿habrá reconciliación o este conflicto dejará heridas irreversibles en la Corona española?