La infanta Cristina, obligada a viajar de urgencia a Londres por el empeoramiento de Juan Urdangarin

Un viaje inesperado que revela la creciente preocupación de la infanta por sus hijos

La infanta Cristina, obligada a viajar de urgencia a Londres por el empeoramiento de Juan Urdangarin

La infanta Cristina ha tenido que volar de urgencia a Londres. El motivo no ha sido un acto institucional ni un compromiso familiar, sino algo mucho más delicado: el estado anímico de su hijo mayor, Juan Urdangarin. El joven, de 25 años, atraviesa una nueva crisis emocional, algo que, según fuentes cercanas, no es nuevo en su vida. Juan lleva años en tratamiento psicológico, y aunque ha tenido etapas estables, ahora ha recaído.

Juan ha dejado su trabajo y ha considerado volver a España, lo que ha encendido todas las alarmas. La familia ya estaba preocupada, pero esta decisión fue la gota que colmó el vaso. Cristina, al conocer la situación, no dudó en tomar un avión y estar junto a él. Sabe que su hijo necesita apoyo, y quiere evitar que tome decisiones impulsivas.

La situación no es fácil para ella. Como madre, siempre ha intentado proteger a sus hijos y mantenerlos alejados del foco mediático. Pero en privado, la historia es otra. La infanta está agotada, emocionalmente desgastada, y siente que sus hijos, aunque adultos, aún dependen mucho de ella.

Juan Urdangarin

Irene, más problemas en el horizonte

A la preocupación por Juan se suma otra: su hija menor, Irene. Apenas lleva dos semanas en Londres y ya está causando inquietud. Se suponía que estudiar en la University College of London sería una oportunidad única para ella. Sin embargo, los problemas han empezado antes de tiempo.

Irene no se adapta. Ya ha llegado tarde a varias clases y se ha visto rodeada de amistades poco recomendables. Incluso se habla de que quiere abandonar los estudios. Esta posibilidad tiene a Cristina al borde del colapso. Ella esperaba que su hija siguiera un camino académico firme, algo que, por ahora, parece poco probable.

Cristina no solo ha viajado por Juan, también quiere hablar seriamente con Irene. Le preocupa el rumbo que están tomando ambos, y teme que, si no actúa ahora, sea demasiado tarde. La imagen de hijos modélicos se desvanece. Y la realidad, como siempre, es más cruda que la apariencia. Cristina se enfrenta al desafío más difícil de su vida: rescatar a sus hijos mientras intenta mantener en pie la imagen de una familia que, poco a poco, se desmorona.