La infanta Cristina pasa por un mal momento por problemas con su padre, su madre y uno de sus hijos
El entorno familiar de Cristina está devastado
La infanta Cristina vive semanas especialmente complicadas. Diversas situaciones familiares la han sumido en una preocupación constante, afectando de lleno a su estado de ánimo. Entre los motivos que la tienen abatida se encuentran la salud delicada de sus padres y la difícil situación que atraviesa su hijo Juan Urdangarin tras la ruptura con su pareja.
Juan Urdangarin, hundido tras su última ruptura sentimental
Y es que el joven Juan Urdangarin no logra superar la reciente separación de su novio. Fuentes cercanas describen su relación como tormentosa, con continuas idas y venidas, pero esta última ruptura parece haber sido definitiva. El hijo de la infanta está muy afectado, algo que preocupa profundamente a Cristina, quien ha decidido pasar unos días con él en Cerdeña para animarlo y apoyarlo en este duro momento.
La infanta, que siempre se ha mostrado muy unida a sus hijos, no quiere que Juan se hunda. Ha intentado que encuentre un poco de calma lejos del ruido mediático, ofreciéndole un respiro en un ambiente más íntimo y familiar. Donde ha recibido el calor de su madre, la infanta Crisina, que no lo ha dejado solo ante esta situación tan delicada.

La reina Sofía y Juan Carlos I, otra fuente de angustia
Por otro lado, la reina Sofía atraviesa su propia batalla emocional. La grave situación de su hermana Irene de Grecia, “la tía Pecu”, la tiene devastada. Tanto, que en su entorno temen que no pueda sobreponerse si finalmente Irene fallece, dada la enorme dependencia emocional que siempre ha sentido hacia ella.
Mientras tanto, el rey Juan Carlos I tampoco ofrece tranquilidad. Su movilidad es cada vez más reducida, necesita ayuda constante para desplazarse y los lapsus de memoria empiezan a ser frecuentes. Según ha señalado el periodista José Antonio Zarzalejos, el emérito sufre olvidos preocupantes, incapaz en ocasiones de recordar nombres o episodios recientes.
La realidad es que Cristina se encuentra atrapada entre los problemas de su hijo, la tristeza de su madre y el deterioro de su padre. Así pues, la infanta afronta una etapa marcada por el desasosiego, intentando sostener a todos mientras busca fuerzas para no venirse abajo ante tantas dificultades familiares.