La infanta Cristina pide a su hermano que tenga cuidado con Letizia porque conoce los trapos sucios de Suiza
Letizia sabe cosas que no se pueden revelar de ninguna forma

La infanta Cristina ya no disimula. Desde su discreto refugio en Suiza, ha enviado a su hermano Felipe VI un mensaje tan claro como inquietante: “Ten cuidado con Letizia”. Y no es un capricho ni un comentario al aire. Cristina asegura que conoce los trapos sucios que se han movido en tierras suizas, y que esos secretos podrían estallar si la situación se tuerce.
La historia entre ambas comenzó con cierta cordialidad. Cristina, que en su día también desafió a la institución casándose con Iñaki Urdangarin, creyó que la entonces periodista sería una aliada dentro de una familia rígida y llena de normas no escritas. Incluso fue de las primeras en recibirla y darle su voto de confianza. Pero pronto entendió que Letizia no había llegado para integrarse, sino para marcar su propio territorio. Distante, calculadora y ajena a la dinámica borbónica, la reina siempre priorizó su independencia y su influencia sobre Felipe VI.
Letizia dejó sola a Cristina
La ruptura total llegó con el caso Nóos. Cuando Cristina se vio acorralada por la justicia y la opinión pública, esperaba al menos un gesto de apoyo de su cuñada. Pero no hubo nada. Ni una palabra en defensa suya, ni un mensaje público para sus hijos. Solo silencio. Un silencio que, para Cristina, fue el corte definitivo. Desde entonces, la relación no es fría… es gélida.
Hoy, el malestar se mezcla con la desconfianza. Cristina no solo siente que Letizia es capaz de maniobrar dentro de la institución para aislarla más, sino que teme que la reina esté acumulando información comprometedora sobre la familia. Conversaciones, movimientos, contactos… piezas de un puzle que, si se colocan juntas, podrían hacer tambalear a la monarquía. En los pasillos privados, algunos incluso aseguran que Felipe VI no contempla el divorcio por miedo a lo que su esposa podría revelar.
Y es que Cristina sabe que Letizia juega una partida silenciosa, pero muy calculada. Que sus alianzas son selectas y sus pasos, medidos. Por eso, la infanta prefiere advertir antes que enfrentarse. Porque entiende que, en este tablero, un solo movimiento mal calculado podría poner en jaque no solo a la familia… sino a toda la Corona.
Así pues, en Suiza se guarda un silencio espeso, pero cargado de certezas. Y en Madrid, un rey escucha, quizá con inquietud, las palabras de una hermana que conoce demasiado bien los secretos que otros creen enterrados.