La Infanta Elena está bajo tratamiento desde que era una niña

La presión de Felipe VI hizo daño a Elena

La Infanta Elena está bajo tratamiento desde que era una niña

Desde pequeña, la Infanta Elena ha cargado con un peso que no le correspondía. Nació como la primogénita de Juan Carlos I y Sofía, pero no como el heredero que todos esperaban. Fueron necesarios tres intentos para que naciera Felipe VI, y con él, se cerró de golpe la posibilidad de que Elena se convirtiera algún día en reina.

Así pues, esa realidad se convirtió en una herida que Elena arrastró desde niña. En el colegio sentía que no lograba brillar, que nunca era suficiente, mientras en casa todo giraba alrededor de Felipe. Fue entonces cuando la infanta empezó a manifestar problemas de autoestima que terminaron derivando en la necesidad de apoyo psicológico. A sus apenas 8 años, Elena ya sentía que había un lugar al que nunca podría llegar, por mucho que se esforzara.

Elena

Un drama familiar que destrozó a Elena

Y es que, lo que más terminó afectando a la hija mayor de los entonces Reyes de España no fue solo esa sensación de haber sido desplazada por su hermano, sino la ruptura emocional de su familia. La decisión de Juan Carlos I y Sofía de hacer vidas separadas destruyó el último espacio de estabilidad que le quedaba. Elena no entendía un mundo en el que sus padres no estuvieran juntos, y esa incertidumbre se instaló en su día a día.

De este modo, la infanta dejó de ser la niña alegre que había sido. Pasó a vivir en una constante sensación de vacío, sintiendo que nada volvería a ser igual. Aquella época, según explican personas cercanas, marcó un antes y un después en su vida. Su carácter se volvió más introvertido, y cada visita a los psicólogos se convirtió en un intento de encontrar un poco de paz.

Ante esta situación, Elena aprendió a sobrevivir en un entorno que nunca estuvo hecho para ella. A día de hoy, aquellos fantasmas siguen acompañándola en silencio, recordándole que, por mucho que lo intente, su historia dentro de la Casa Real siempre estuvo marcada por la renuncia y la soledad. Pues, a pesar de todo, la Infanta Elena sigue siendo la más Borbón de todos, incluso cuando todo le ha enseñado que siempre será la gran olvidada de la familia.