La infanta Elena ha sufrido las consecuencias de un caso grave de alcoholemia en la familia

Un episodio difícil que marcó a la familia real en silencio

La infanta Elena ha sufrido las consecuencias de un caso grave de alcoholemia en la familia

La Casa Real española siempre ha tratado de mantener su imagen impecable. Pero no todos los secretos permanecen ocultos para siempre. Uno de los episodios más complicados y dolorosos para la familia real está relacionado con un grave caso de alcoholemia que involucró al rey emérito Juan Carlos I. Este incidente no solo afectó a él, sino que también marcó profundamente a su hija, la infanta Elena.

El accidente que cambió todo

En 2012, durante un viaje polémico a Botswana para una cacería de elefantes, Juan Carlos I sufrió una caída que llevó a su evacuación médica urgente. Lo que en su momento se explicó como un simple accidente, tenía un trasfondo más serio. Según relatos cercanos, el rey estaba en un estado de embriaguez tan avanzado que apenas podía mantenerse en pie. Fue en esa noche de excesos donde sufrió la lesión en la cadera.

La situación fue tan delicada que la infanta Elena y otros familiares tomaron un papel activo para manejar el problema. No se quería que se supiera la verdad. Se evitó que Juan Carlos ingresara en un hospital español y, ante el empeoramiento de su estado, fue trasladado en un jet privado gracias a la intervención de Corinna Larsen, ex pareja del rey. Sin embargo, durante el vuelo, su estado siguió deteriorándose, y pese a las advertencias, el emérito continuó bebiendo.

Juan Carlos I

El peso del silencio y sus consecuencias

La infanta Elena fue una de las figuras clave para evitar que el escándalo se hiciera público. Con la ayuda de altos cargos de Zarzuela, frenaron filtraciones y lograron desviar la atención. Pero esta protección no borró las secuelas. Años después, la verdad salió a la luz, mostrando un problema de alcoholismo que el rey emérito trató de ocultar.

Este episodio no solo dañó la imagen del monarca, ya bastante desgastada, sino que también impactó emocionalmente a la familia, especialmente a la infanta Elena, que tuvo que lidiar con la presión de mantener la discreción y el peso de un secreto tan duro. Hoy en día, Juan Carlos tiene estrictas restricciones médicas que le impiden beber alcohol o fumar, y se ha retirado en un intento por cuidar su salud.

Este caso muestra que detrás del brillo de la Corona hay momentos de fragilidad humana, y que la infanta Elena ha vivido muy de cerca las consecuencias de ese oscuro capítulo familiar.