La infanta Elena nunca deja propina, tiene fama de tacaña: “Su padre daba fajos de billetes a las camareras”

A diferencia de Juan Carlos I, Elena es del puño cerrado

La infanta Elena nunca deja propina, tiene fama de tacaña: “Su padre daba fajos de billetes a las camareras”

Desde siempre se ha dicho que la infanta Elena es la más Borbón de los hijos de Juan Carlos I. El emérito encontró en su hija mayor al mejor reflejo de lo que era la dinastía Borbón. Iba a ser una reina ideal para los estándares de su padre, seguía todos los protocolos oficiales, pero el hecho de ser mujer hizo que, como ya es tradición en la Casa Real, no se la tuviera en cuenta. Llevando a Felipe VI, un hombre que poco tiene que ver con su padre, al frente de la monarquía española. El tiro le salió por la culata a Don Juan Carlos.

En este sentido, si nos fijamos en la infanta Elena, sí que hay un aspecto en el que es notablemente diferente a su padre. No es nada que se pueda apreciar fácilmente por el público general ni que puedan captar las cámaras de televisión. Sin embargo, las personas que han trabajado para Elena sí que confirman que no es una mujer que destaque por ser demasiado agradecida con aquellos que le ofrecen servicios. Más bien es una persona tacaña a la que le cuesta horrores dejar más de un euro de propina.

JC

Los restaurantes no reciben a Elena con ilusión

Tal y como cuentan fuentes cercanas a Casa Real, en su momento, había auténticas peleas entre las camareras para tratar de servir a Juan Carlos I cada vez que iba a un restaurante. Y no era porque les hiciera ilusión servir al entonces Rey de España. Era porque el monarca “daba fajos de billetes a las camareras”. Así lo relatan personas muy cercanas a Zarzuela. El emérito se dejaba centenares de euros en propinas sin ningún problema. Y más si la camarera le había entrado por el ojo.

Por su parte, Elena tiene el puño más que cerrado. Considera que ya paga suficiente en las cuentas y no suele dejar nada de propina. Como mucho, si por compromiso debe hacerlo, deja un euro o lo que lleve en el monedero. Pero nunca nada fuera de lo normal. Una clara muestra de que es más tacaña de lo que nos imaginamos.

Así pues, si hay una diferencia fundamental entre Elena y su padre, Juan Carlos I, es que ella nunca ha sido una clienta muy distinguida, mientras que él siempre dejaba fajos de billetes allá donde comía.