Con apenas 17 años, la infanta Sofía ha dejado claro que su futuro no seguirá el camino trazado por la Casa Real. Mientras la princesa Leonor se ha preparado desde pequeña para ser reina, Sofía ha comenzado a desafiar las expectativas familiares y a marcar su propio rumbo. Actualmente, cursa su último año de bachillerato internacional en el UWC Atlantic College, en Gales, y esta etapa le ha dado una independencia que parece haber cambiado su perspectiva sobre lo que quiere para su vida.
A diferencia de su hermana mayor, Sofía no quiere someterse a una formación militar ni seguir una carrera institucional dentro de la monarquía. Sus planes apuntan en otra dirección: estudiar en el extranjero, lejos de los rígidos protocolos y del control que la reina Letizia ha ejercido sobre sus hijas. Esta postura ha generado tensión en la Casa Real, que esperaba que la infanta mantuviera un perfil más tradicional y alineado con los intereses de la Corona.

¿Un desafío a la Casa Real?
El gran punto de inflexión llegará en abril, cuando Sofía cumpla 18 años. A partir de ese momento, podrá tomar decisiones más autónomas sobre su futuro, y todo indica que no tiene intención de regresar a la vida estricta de Zarzuela. Su deseo es continuar sus estudios en el extranjero, ya sea en Estados Unidos o en el Reino Unido, evitando así cualquier tipo de formación castrense o el rol secundario que, hasta ahora, se le ha asignado dentro de la familia real.
La resistencia de Sofía a seguir el camino que sus padres habían planeado para ella ha causado revuelo en la Casa Real y un intenso debate sobre su papel en la institución. Mientras que Leonor ha aceptado su destino con disciplina, Sofía parece dispuesta a romper con la tradición y a tomar las riendas de su vida sin las ataduras de la monarquía.
Este desafío supone un dilema para Felipe VI y Letizia, quienes deberán decidir hasta qué punto permiten que su hija menor se aleje del núcleo de la familia real. Por ahora, la infanta Sofía sigue en Gales, pero su futuro es una incógnita que podría marcar un antes y un después en la historia de la monarquía española.