La madre de Iñaki Urdangarin se aleja de la infanta Cristina para evitar tensiones con Ainhoa Armentia
Ainhoa Armentia se siente incómoda si la madre de Iñaki se acerca a Cristina
Claire Liebaert, madre de Iñaki Urdangarin, siempre fue un pilar silencioso en la vida de la infanta Cristina. Durante más de veinte años compartieron complicidad, afecto y un vínculo casi maternal que trascendía lo formal. Pero hoy, esa relación ha quedado en suspenso, arrinconada por las nuevas reglas que ha marcado la llegada de Ainhoa Armentia al corazón de la familia. El precio de la paz doméstica es alto: Claire debe apartarse de la que un día consideró una hija.
La irrupción de Ainhoa no solo rompió un matrimonio. Supuso también un terremoto que agitó lealtades, silenció afectos y obligó a elegir bando. En medio de ese escenario, Iñaki ha impuesto un pacto que duele: su madre no debe aparecer al lado de su exmujer. Y aunque Claire nunca ha dejado de tener cariño por Cristina, ha optado por el silencio, resignada pero con el corazón dividido siempre guardando respeto a su hijo y a la relación que mantiene con Ainhoa Armentia.

Una relación más que familiar
La realidad es que las dos mujeres compartieron mucho más que cenas familiares o actos oficiales. Viajes, confidencias, apoyo mutuo en los momentos más duros… Claire veía en Cristina una nuera ejemplar, alguien que entendía a su hijo en lo bueno y lo malo. Pero la imagen idílica se quebró en 2022, cuando el escándalo de Biarritz mostró a Iñaki con Ainhoa. Desde entonces, las apariciones de Claire y Cristina comenzaron a diluirse hasta desaparecer por completo.
Hoy, a sus 90 años, Claire mantiene un delicado equilibrio. A la cara de su hijo, respeta el acuerdo y evita todo gesto que pueda incomodar a Ainhoa. Pero en la intimidad, cuando nadie la observa, todavía encuentra espacio para pequeñas rebeldías: llamadas cortas, discretas, a Cristina. Conversaciones que mantienen vivo un lazo que se resiste a morir, aunque ya no pueda mostrarse en público.
Así pues, la madre de Urdangarin vive entre dos aguas: la fidelidad a su hijo y el afecto inquebrantable hacia la infanta. En el pulso entre pasado y presente, Claire ha decidido callar, aunque en su silencio late la nostalgia de una familia que, pese a todo, nunca se rompió del todo.