La nieta de Franco, emparentada con el Marqués de Villaverde, tiene una aventura con Felipe VI
Un vínculo inesperado que despertó curiosidad en la alta sociedad española
Antes de que Felipe VI formalizara su relación con Letizia Ortiz, su vida sentimental estuvo marcada por vínculos con mujeres de alto perfil social. Entre ellos, destaca Diana Martínez-Bordiú, nieta de Francisco Franco y perteneciente a una de las familias más influyentes de España. Hija de José María Martínez-Bordiú, sobrino del Marqués de Villaverde, y de Rocío Aznar Sainz, Diana ha sabido mantener un perfil discreto a pesar de su linaje, evitando el foco mediático que suele acompañar a la realeza.
Según cuenta la periodista Laura Rodríguez, el vínculo entre Diana y Felipe surgió poco después de la ruptura del príncipe con la modelo noruega Eva Sannum, quien estuvo a punto de convertirse en reina de España. Las primeras menciones públicas de este acercamiento datan del 16 de abril de 2003, un momento en el que Felipe ya conocía a Letizia Ortiz, aunque aún no había formalizado su relación con ella. Aunque la prensa sensacionalista de la época, especialmente revistas como Lecturas y Diez Minutos, especuló sobre un posible romance, Hola recogió el desmentido de la Casa Real, que calificaba su relación como una amistad cercana.

Una amistad que perdura y vínculos profesionales
A pesar de que el romance fue breve, la relación entre Diana Martínez-Bordiú y Felipe VI ha perdurado en forma de amistad. La propia Laura Rodríguez señala, citando a Peñafiel, que Diana ha sido vista en ocasiones en Zarzuela, mostrando un vínculo cercano con la familia real que se mantiene hasta hoy. Esta cercanía también se refleja en su actividad profesional: Diana dirige una agencia de representación, producción y organización de eventos, y entre su equipo figura Natalia Bella, maquilladora personal de la reina Letizia Ortiz.
Este detalle, aparentemente anecdótico, revela cómo los caminos de Diana y la familia real siguen entrelazados más allá de los rumores románticos. Aunque su relación amorosa haya quedado atrás, el lazo personal y profesional con Felipe VI continúa siendo significativo, mostrando que algunas conexiones construidas en la juventud pueden perdurar de formas inesperadas. La historia de Diana Martínez-Bordiú, por tanto, combina linaje, discreción y una cercanía con la monarquía que, aunque no oficial, sigue despertando curiosidad y atención en la opinión pública.