La reina Sofía, encerrada en Zarzuela, apenas come y llora mucho: “Sus hijos están cada vez más preocupados”
La reina Sofía atraviesa un momento difícil que preocupa a su familia más cercana
La reina Sofía atraviesa un momento delicado. Desde hace semanas, permanece casi todo el tiempo en el Palacio de la Zarzuela. Apenas sale y sus visitas son escasas. Quienes la rodean aseguran que se muestra apagada, con lágrimas frecuentes y un silencio que inquieta a todos. Su tristeza tiene un motivo muy cercano: su hermana, Irene de Grecia, sufre un avance acelerado del Alzheimer.
La situación familiar pesa mucho sobre Sofía. Ver cómo su hermana deja de reconocer a quienes siempre la han acompañado le provoca un dolor profundo. Su rutina diaria se ha visto afectada. Apenas come y ha perdido peso de manera notable. Los llantos se han vuelto frecuentes y su ánimo parece desmoronarse. Esta etapa está marcando uno de los momentos más complicados de su vida, y quienes la conocen temen que la tristeza afecte también su salud física.
Este verano, decidió no acudir a su habitual residencia de Marivent en Mallorca. Sus hijos la animaron a tomar un descanso y a mantener las tradiciones familiares, pero ella prefirió quedarse en Madrid. Su presencia junto a Irene es para Sofía una prioridad. Aunque los médicos la acompañan y la cuidan, el verdadero desgaste proviene del dolor emocional. La reina se mantiene aislada y evita compromisos, enfocada en cuidar y acompañar a su hermana.

La preocupación de sus hijos y la familia real
La familia real está cada vez más preocupada por la reina Sofía. Sus hijos intentan brindarle apoyo, pero ella se muestra reservada y, a veces, distante. Reconoce el cariño de su familia, pero su tristeza es tan intensa que necesita espacio para procesarla. La preocupación se incrementa al ver cómo su salud física se resiente: el apetito disminuido y la constante tristeza preocupan a todos a su alrededor.
La ausencia de Sofía en eventos familiares ha dejado un vacío notable. Actividades que antes eran motivo de encuentro y alegría se ven empañadas por la preocupación de su bienestar. La familia trata de mantener la normalidad, pero la preocupación y el dolor emocional de la reina marcan la dinámica familiar. A pesar de todo, la unión sigue siendo clave. Sus hijos permanecen atentos, deseando que el tiempo y el cariño ayuden a Sofía a encontrar algo de consuelo en medio de esta difícil etapa.
La reina Sofía enfrenta una de las pruebas más duras de su vida. Su amor por su hermana y el sufrimiento que esto conlleva afectan su día a día. La familia, cada vez más consciente de su fragilidad, se mantiene unida para acompañarla y apoyarla en este momento tan delicado.