La reina Sofía ha contratado a cuatro mujeres una jornada completa para planchar la ropa en Marivent
La Reina Sofía necesita que no haya ni un solo fallo en su ropa

En apenas unas semanas, la reina Sofía volverá a su rincón más preciado: Marivent. Un refugio frente al mar que, año tras año, la aparta del ruido de Zarzuela y le devuelve una calma que ya no encuentra en Madrid. A mediados de julio se instalará allí, acompañada de su inseparable hermana Irene, y a finales de mes recibirá la visita de los reyes y sus hijas, que cumplirán con la tradición estival.
El Palacio de Marivent, propiedad del Gobierno balear, se cede cada verano a la Casa Real bajo el argumento de impulsar el turismo en Palma de Mallorca. Pero la vida en esta finca no se detiene el resto del año: siempre hay servicio presente, aunque la actividad se multiplica con la llegada de Sofía, conocida por su carácter meticuloso y exigente. En Zarzuela ya lo saben, no se permite el más mínimo fallo y por este motivo se contratan hasta cuatro mujeres diferentes para planchar la ropa. Para que cuando quiera ponerse algo, lo tenga perfectamente planchado y no lo acabe tirando al suelo, como tantas veces ha hecho en Zarzuela.
Todo debe estar impoluta ante la llegada de la reina Sofía
En los últimos cinco años, Marivent ha recibido más de un millón de euros en mantenimiento, con un presupuesto de 201.366 euros solo en 2020. Detrás de esas cifras, hay 250 empleados que se encargan de que nada falle: desde la seguridad y la limpieza hasta el cuidado de los jardines y la preparación de cada menú. Todo debe estar a la altura de la realeza, y cada detalle se revisa antes de que Sofía ponga un pie en la residencia.
Y es que, para la reina Sofía, Marivent no es solo un palacio: es el último bastión de una vida que ha cambiado demasiado. Aquí las sonrisas se relajan, el mar borra las tensiones y el protocolo parece menos asfixiante. Mientras su salud se lo permita, seguirá regresando cada verano, aferrándose a esa rutina que le da sentido y paz.
Así pues, Marivent no es simplemente un escenario de vacaciones reales. Es el lugar donde Sofía respira sin mirar atrás, sabiendo que, al menos aquí, todo está preparado para que nada perturbe su refugio frente al Mediterráneo.