La reina Sofía intervino para que la sangre no llegara entre dos de sus hijos en la comida de El Pardo
Entre miradas esquivas y silencios, la reina Sofía intentó calmar los ánimos en El Pardo
La comida en el Palacio de El Pardo se convirtió en uno de los encuentros familiares más comentados del año. Lo que debía ser una reunión tranquila entre los miembros de la familia real terminó generando tensión y malestar, dejando a todos con la sensación de que algo se había roto en la intimidad de la familia. Según fuentes, la situación se tornó complicada desde los primeros minutos: ni la infanta Cristina ni la infanta Elena mostraron disposición a dialogar con la reina Letizia. Las miradas esquivas, los silencios prolongados y la distancia física en la mesa hicieron evidente que los ánimos estaban lejos de calmarse.
En medio de este ambiente cargado, la reina Sofía asumió un papel inesperado pero crucial. Consciente de que la tensión podía escalar y transformar un simple almuerzo en un conflicto mayor, intentó tender puentes entre los “dos bandos” que se habían formado. Por un lado, las hijas de don Juan Carlos y, por otro, la actual familia del rey Felipe VI. Cada grupo se mantuvo firme en su postura, pero la presencia mediadora de la reina Sofía permitió que la situación no se tornara completamente explosiva.

Sofía, el intento de paz
Lejos de los focos y de los titulares sensacionalistas, la reina emérita actuó como un verdadero “pegamento” en la reunión. Su intervención consistió en intentar que los enfrentamientos verbales se suavizaran y que, al menos durante la comida, hubiera un mínimo de armonía. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, los desacuerdos quedaron patentes: cada familia se mantuvo en su círculo y las conversaciones, en la mayoría de los casos, fueron limitadas a los temas neutrales o triviales. La reina Sofía, con su habitual calma y discreción, logró que la situación no se desbordara, pero quedó claro que la reconciliación sigue siendo un camino largo y complicado.
Este episodio deja entrever la complejidad de las relaciones dentro de la familia real y cómo los conflictos personales pueden llegar a manifestarse incluso en los encuentros más protocolarios. A pesar de las diferencias, la figura de Sofía como mediadora resalta como un intento de mantener la unidad familiar, aunque sea de manera temporal y contenida. La comida de El Pardo pasará a la historia como un ejemplo de cómo, en la realeza, la diplomacia familiar a veces requiere tanto tacto como la política internacional.