La reina Sofía no utiliza agua del grifo para bañarse
Las rigurosas costumbres que la reina Sofía mantiene dentro y fuera de la Zarzuela

A lo largo de su vida, la reina Sofía ha demostrado ser una mujer rigurosa, disciplinada y con una gran dedicación a la Corona. Desde que llegó a España, su papel como monarca ha sido su máxima prioridad, dejando en segundo plano su vida personal. A pesar de haber cedido el protagonismo a Felipe VI y Letizia, sigue manteniendo ciertas costumbres y exigencias que han marcado su carácter.
Uno de los rasgos más comentados de la reina emérita es su obsesión por el orden y la limpieza. No tolera el desorden y es meticulosa con los detalles, tanto en su entorno personal como con quienes la rodean. Los empleados de la Casa Real saben que Sofía no deja pasar un error. Si una prenda no está bien planchada, la desecha sin dudarlo. Si algo no cumple sus expectativas, lo hace repetir hasta que quede perfecto.
Esta actitud la ha convertido en una figura de respeto, pero también de temor para algunos miembros de su personal. Su nivel de autoexigencia es tan alto que espera lo mismo de los demás. No suele expresar quejas ni lamentos, pero cuando algo no está a su gusto, lo deja claro sin rodeos.
Agua sin cal: una regla inquebrantable
Entre sus muchas exigencias, una de las más sorprendentes es su negativa a utilizar agua del grifo para bañarse. Sofía siempre bebe agua embotellada y, cuando se ducha, se asegura de que el agua esté completamente libre de cal. Según ella, el agua con demasiada cal reseca su piel y daña su cabello, provocándole irritaciones y sequedad.
Para evitar estos problemas, ha instalado un sistema de descalcificación en el Palacio de la Zarzuela. Gracias a esto, toda el agua que usa en su higiene personal está libre de impurezas. Esta obsesión por el agua no se limita a su residencia oficial. Cuando viaja, su equipo se encarga de comprobar que en los hoteles donde se hospeda el agua cumple con sus estándares.
Este nivel de meticulosidad es solo un reflejo de su carácter. Para la reina Sofía, los detalles marcan la diferencia y, aunque su papel en la Casa Real haya cambiado con los años, su forma de ser sigue intacta.