La reina Sofía pasa su peor final de verano, la tía Pecu se muere y sus hijos están peleados, no se hablan

Un verano marcado por la distancia, la enfermedad y los conflictos familiares

La reina Sofía pasa su peor final de verano, la tía Pecu se muere y sus hijos están peleados, no se hablan

La reina Sofía vive uno de los momentos más difíciles de su vida. A sus 86 años, la soledad y el cansancio pesan más que nunca. Este verano ha sido especialmente duro. Su hermana Irene de Grecia, la querida “tía Pecu”, su gran compañera de vida, atraviesa una enfermedad implacable: el Alzheimer. La ve deteriorarse día a día y sabe que el final está cerca. El miedo a perderla la desgarra por dentro.

Por primera vez en muchos años, Sofía dudó en viajar a Mallorca. No quería alejarse de su hermana en sus últimos meses. Finalmente, fue su hijo Felipe quien la convenció de acudir solo a la recepción oficial en Marivent. Apenas terminó, pidió volver a Madrid. Solo quería estar al lado de Irene, acompañarla en silencio y cuidar de ella como siempre lo hicieron juntas.

Pero la tristeza no viene solo de la enfermedad de su hermana. La ruptura entre sus hijos también le duele profundamente. Apenas ve a sus nietas, y los encuentros familiares se limitan a actos oficiales. La falta de cercanía con su familia la hace sentir abandonada y atrapada en un entorno cada vez más frío.

Reina Sofía

Una familia rota y tensiones irreparables

El conflicto entre Felipe VI, Elena y Cristina ha empeorado la situación. Atrás quedaron los recuerdos de los tres hermanos sonrientes y unidos. Ahora, las tensiones son visibles y constantes. Elena y Cristina insisten en que Juan Carlos I regrese a España, argumentando que merece pasar sus últimos años cerca de los suyos. Felipe, en cambio, mantiene su postura firme. Para él, proteger la imagen de la monarquía y garantizar un futuro estable para Leonor es prioridad.

En medio de esta guerra silenciosa, Sofía se siente exhausta. Ya no tiene fuerzas para mediar ni para forzar encuentros. El dolor emocional se acumula y cada decisión pesa más. Su deseo más profundo ahora es acompañar a Irene en Grecia hasta el final. Incluso contempla quedarse allí permanentemente. Su papel institucional en España ha quedado reducido. La reciente aparición en Marivent junto a sus nietas fue más un gesto simbólico que una obligación afectiva. Para Sofía, este verano marca el cierre de un ciclo vital.

En medio de pérdidas, conflictos y desencuentros, la reina Sofía enfrenta un final de verano marcado por la tristeza y la nostalgia. Solo le queda acompañar a su hermana y encontrar, en Grecia, un refugio para cerrar capítulos y despedirse de quien siempre fue su gran compañera de vida.