La reina Sofía, víctima de un problema con el alcohol dentro de la familia real

En Zarzuela lo han pasado muy mal por la adicción del emérito

La reina Sofía, víctima de un problema con el alcohol dentro de la familia real

La reina Sofía ha sido una de las grandes víctimas silenciosas de los problemas con el alcohol dentro de la familia real. Y es que, durante años, la madre de Felipe VI tuvo que soportar las consecuencias de los excesos de Don Juan Carlos, que no solo le provocaron humillaciones públicas por sus infidelidades, sino que también complicaron profundamente la convivencia en Zarzuela debido a sus noches de descontrol.

Según fuentes cercanas a la familia, el emérito nunca priorizó el bienestar de su esposa e hijos, y siempre antepuso su necesidad de disfrutar de la vida a cualquier responsabilidad familiar. Lo más doloroso para Sofía era comprobar que, en aquellas noches en las que Don Juan Carlos se excedía con la bebida, también terminaba frecuentando otras mujeres, lo que le generó un profundo dolor emocional.

Juan Carlos

Juan Carlos I ha tenido problemas muy serios con el alcohol

Los problemas de Juan Carlos I con el alcohol eran conocidos dentro de Zarzuela y se convirtieron en una preocupación constante para sus hijos, especialmente para la infanta Cristina, que vivió con angustia cada recaída de su padre. Corinna Larsen relató en su libro cómo, tras la caída en Botsuana, Don Juan Carlos se negó a recibir analgésicos y lo único que pedía era seguir bebiendo para calmar el dolor, dejando en evidencia la gravedad de su adicción.

Consciente de que la situación se había vuelto insostenible, el emérito tuvo que someterse a tratamiento en clínicas de desintoxicación, primero en Madrid y, en la actualidad, bajo supervisión en Ginebra, donde ha intentado mantener bajo control su problema. Sin embargo, este proceso no fue fácil para la familia, ya que Sofía, junto a sus hijas, estuvo presente en cada etapa, viviendo en silencio el sufrimiento que le provocaba ver a su marido incapaz de dejar atrás sus vicios.

Así pues, el problema con el alcohol de Don Juan Carlos no solo ha marcado su imagen pública, sino que ha dejado una huella de dolor en una reina Sofía que, en silencio, sigue siendo la gran víctima de los excesos que tanto daño han causado dentro de la familia real.