Leonor está siendo tratada por médicos especialistas en San Javier
Desde el primer día, Leonor está bajo control
La llegada de la princesa Leonor a la Academia General del Aire de San Javier no ha pasado desapercibida. Y no precisamente por sus méritos, sino por un estado físico que ha encendido todas las alarmas. La heredera al trono arranca su último curso de formación militar antes de dar el salto a la universidad, pero lo hace en condiciones muy lejos de lo esperado para alguien que se prepara en la élite.
Y es que, según fuentes cercanas, la princesa ha vuelto del verano con varios kilos de más y con un fondo físico muy por debajo de lo exigido. Durante las vacaciones, no cumplió la dieta marcada por los especialistas de la Casa Real. Le gustan los caprichos, la comida rápida y los dulces, y esa debilidad se ha reflejado en sus resultados. El contraste con la disciplina de San Javier ha sido demoledor: en pruebas de resistencia, velocidad y fuerza, Leonor ha quedado muy por debajo de lo que marca el reglamento.

Deben controlar a Leonor a la hora de comer
Los instructores, conscientes de la situación de Leonor, han advertido de que si no fuese quien es, probablemente estaría ya fuera del programa. En una institución donde el esfuerzo y la forma física son obligatorios, no hay margen para privilegios. Por eso, médicos y nutricionistas han empezado a trabajar con ella de manera intensiva: controles diarios, menús cerrados y rutinas específicas para corregir el exceso de peso. Una vigilancia que refleja la preocupación real por su desempeño y por la imagen que proyecta.
La realidad es que Leonor nunca ha sido amiga del deporte. Sus cualidades brillan más en lo académico que en lo físico, y quienes la entrenan lo saben bien. Sin embargo, la presión ahora es doble. No solo debe ponerse en forma para cumplir con el programa militar, sino también demostrar que puede estar a la altura de la responsabilidad que le espera como futura reina.
Así pues, en San Javier no se habla de otra cosa. Los compañeros ven cómo la heredera lucha contra una exigencia que la desborda, mientras en Zarzuela se refuerza el cerco con dietistas y médicos especializados. El reto es enorme: recuperar en semanas lo que no se cuidó en meses. La princesa tiene por delante una prueba de fuego que pondrá en entredicho no solo su resistencia física, sino también la imagen de firmeza y disciplina que la Corona intenta construir en torno a ella.