Leonor habría sido expulsada si no fuera la heredera al trono de España

Las cualidades físicas de Leonor son lamentables

Leonor habría sido expulsada si no fuera la heredera al trono de España

La imagen impecable que se intenta proyectar de la princesa Leonor en su formación militar se tambalea cuando se escucha lo que realmente opinan dentro de los cuarteles. Tras casi tres años de paso por las Fuerzas Armadas, primero en tierra, luego en la marina y ahora rumbo al aire, la heredera al trono se acerca al final de un recorrido diseñado para vestir de méritos su futuro reinado. Pero lo cierto es que, según voces internas, la joven no estaría ni cerca de alcanzar el nivel exigido para graduarse si no llevara en su apellido el peso de la Corona.

Y es que, aunque en el terreno teórico Leonor consigue seguir el ritmo e incluso destacar, la historia cambia radicalmente cuando llega el momento de las pruebas físicas. Su rendimiento en ejercicios de resistencia, fuerza y maniobras de campo se describe como insuficiente y muy por debajo de la media de sus compañeros. No es una cuestión de falta de voluntad, dicen algunos, sino de una condición física limitada desde siempre y de una evidente falta de preparación previa. La princesa, aseguran, no entrena lo suficiente y carece de la disciplina física que el ejército exige.

Leo

Casa Real ha hecho que Leonor apruebe sin merecerlo

De este modo, en un contexto normal y sin títulos de por medio, cualquier cadete con esos resultados habría sido apartado del programa. La exigencia es la misma para todos… menos para ella. Dentro de las filas se comenta, con un silencio a medias, que si no fuera la heredera al trono de España, su expediente ya estaría cerrado y su plaza, ocupada por alguien con la capacidad de cumplir los estándares reales de las Fuerzas Armadas.

Aun así, en septiembre afrontará la última etapa de su formación en el Ejército del Aire. Allí, como en las fases anteriores, recibirá la mejor atención, facilidades logísticas y un trato diferenciado para garantizar que supere el curso sin incidentes. Sus instructores lo saben: independientemente de su rendimiento, Leonor volverá con un certificado de aptitud y un historial pulido, blindando así la narrativa de la “preparación ejemplar” que el Palacio necesita vender.

Así pues, la verdad que se murmura lejos de las cámaras es que Leonor solo sigue en la academia por su sangre real. Cualquier otro aspirante con su nivel habría sido expulsado hace tiempo. Pero en su caso, el uniforme, las medallas y los honores son, más que un reconocimiento, una obligación impuesta por el peso de su destino.