Leonor tiene harta a la escolta, sale de viernes a domingo hasta altas horas de la madrugada, termina mal
Cuidar de Leonor es un trabajo muy desgastante
Durante gran parte de la vida de Leonor, la joven vivió recluida en Zarzuela sin que su madre, la reina Letizia, le permitiera hacer nada por su cuenta. Todo lo que hacía era susceptible de enfado o de reprimenda, por lo que, hasta que dejó su vida en la residencia real, Leonor no supo lo que era vivir libre y sin ataduras a nada ni a nadie. En este sentido, la sucesora de Felipe VI encontró en su nueva vida, alejada de sus padres, una libertad que jamás había imaginado que existía. Podía hacer lo que quisiera, y fue en Zaragoza donde comenzó la nueva vida de Leonor y la de sus escoltas.
Y es que Leonor comenzó a descubrir el mundo de la noche y de las fiestas. Ahí encontró una nueva vida, mucho más interesante que la que llevaba de día. Ahí no hay disciplina ni orden que valga, y eso enamoró a Leonor, que disfruta como nadie de salir de noche con su grupo de amigos, sin tener hora de regreso a casa y haciendo todo lo que se les viene en gana. Algo que trae de cabeza a sus escoltas.

Trabajo incesante durante el fin de semana
La realidad es que trabajar para la seguridad de Leonor no es algo para todo el mundo. La orden que reciben de parte de Letizia es que no pueden permitir que nadie se acerque a su hija ni le saquen fotos en situaciones poco decorosas. Ya pasó en Uruguay y Brasil, y no puede permitir que eso se repita. Es por este motivo que, cada vez que Leonor sale de fiesta, el estrés de sus escoltas es máximo. Deben andar con mil ojos y controlarlo todo.
Además, el problema viene con la asiduidad de Leonor a las escapadas nocturnas. Sale de jueves a domingo, sin descanso, y eso genera una carga de trabajo muy grande para su equipo de seguridad, que está obligado a tener el mismo horario que la Princesa de Asturias. Algo que resulta muy duro a nivel físico y mental.
Así pues, para los escoltas de Leonor, sus costumbres de salir de fiesta y vivir una vida de desenfreno y sin miedo a divertirse han supuesto una carga de trabajo monumental que los ha llevado al límite y a la extenuación.