Letizia, fumando, despeinada y con alpargatas por Zarzuela
Cuando nadie la puede ver, Letizia es una mujer muy diferente
Si hay algo en lo que Letizia ha puesto esmero desde que llegó a la Casa Real, ha sido la imagen que ha proyectado de puertas hacia fuera. La esposa de Felipe VI siempre se ha vendido como una mujer tremendamente sofisticada, moderna y con un sentido de la estética muy importante. Lo que la ha llevado a ser reconocida por ir siempre muy arreglada y por no dejar ni un solo detalle al aire a la hora de decidir sus indumentarias cuando tiene que estar rodeada por cámaras en sus actos oficiales. Una forma de ser que, cuando llega a casa cambia de forma radical.
Según han contado varios testigos que convivieron con Letizia en la residencia real, la esposa de Felipe VI es todo lo contrario a esa imagen que proyecta hacia el exterior. Cuando se cierran las puertas de Zarzuela y nadie la ve, Letizia se transforma para dar rienda suelta a la plebeya que es y que siempre será. Es una mujer más, que disfruta de la comunidad y de todos esos vicios de los que tanto ha renegado de forma pública.

Letizia ha sido vista muy desarreglada y fumando
El estrés se ha convertido en el peor de los males para Letizia, a la que no le faltan los dolores de cabeza a lo largo de la semana. Si no es por un escándalo es por una filtración o por algo que le haya pasado a Leonor en el Blas de Lezo. Lo que genera una sensación de ansiedad que Letizia solamente es capaz de quitarse de encima usando el tabaco. Algo que había dejado, pero que ha acabado retomando en los últimos meses.
Las alpargatas son innegociables para Letizia
Por otro lado, cuando la indumentaria no es relevante, Letizia no puede vivir sin sus alpargatas. Los dolores que sufre en su pie hacen que odie usar zapatos de tacón o cualquier calzado hecho para ser elegante. Ella lo que necesita es comodidad, por lo que en casa siempre va con alpargatas.
Así pues, cuando las cámaras no la enfocan, Letizia es una mujer sencilla a la que le gusta ir desarreglada por casa. Sin preocuparse por la estética o por lo que puedan pensar todos aquellos que la vayan a ver.