Letizia no duerme con Felipe VI en Zarzuela: “La señora tiene otra vida, no están juntos”
La relación entre los Reyes de España es inexistente
Hace mucho tiempo que se viene diciendo que Felipe VI y Letizia no comparten nada de su vida privada. Los Reyes de España se casaron por interés y es algo que se mantiene hasta la actualidad. De hecho, no ha hecho más que exacerbarse hasta un punto en el que son incapaces de convivir sin tirarse los platos a la cabeza o acabar a gritos por cualquier cosa que a uno de los dos no le guste. Además, las sonadas infidelidades de Letizia con Jaime del Burgo llevaron la relación a un nivel de toxicidad en el que ambos concluyeron que lo mejor para los dos y para la Casa Real era que cesaran la convivencia.
De eso hace algo más de un año y, tal y como cuenta Pilar Eyre, desde ese momento son un equipo de trabajo, no le dan ningún tipo de importancia a su vida privada. Cada uno hace lo que quiere en la intimidad y después, cuando hay que poner la cara delante de las cámaras, aparecen juntos, simulando que son un matrimonio normal y a seguir adelante. Una situación que, sin embargo, no se puede ocultar de puertas hacia dentro y siempre hay filtraciones.

Felipe VI y Letizia no comparten ni cama ni techo
La realidad es que desde que tomaron la decisión de poner fin a su convivencia, cada uno ha vivido a su bola. Según una fuente interna de Zarzuela, no se ven en toda la semana: “La señora tiene otra vida, no están juntos”. Y es que, mientras que Letizia vive en el Pabellón del Príncipe, Felipe VI se hospeda en el Palacio de la Zarzuela. Son dos edificios completamente separados, a casi un kilómetro, evitando así cruzarse.
Además, Letizia tiene sus amantes y sus relaciones extramatrimoniales. No tiene interés alguno en Felipe VI y lo quiere lo más lejos posible. Es por este motivo que cada fin de semana que tiene libre, lo usa para escaparse y llegar a otra ciudad de Europa para encontrarse y pasar los días con sus amantes.
Así pues, la convivencia entre los Reyes de España está tan rota que han llegado a un punto en el que ni son capaces de compartir casa, mansión o palacio. Se llevan demasiado mal y no se quieren ni ver.