Letizia ordenó el despido de un empleado de Zarzuela por tocarla
Este incidente pone en evidencia una característica bien conocida de Letizia: su aversión a los contactos físicos no esenciales.
La reina Letizia vuelve a ser el centro de la atención mediática, esta vez por un episodio ocurrido en el Palacio de la Zarzuela que ha generado debate en círculos cercanos a la Casa Real. Según fuentes anónimas citadas por medios nacionales, la reina habría exigido el despido inmediato de un empleado del servicio tras un gesto que consideró inapropiado: tocarla. Este incidente, aunque aparentemente trivial, revela una faceta más del carácter disciplinado y las estrictas normas que la consorte mantiene en su entorno laboral.
El suceso, del que aún se conocen pocos detalles, habría ocurrido hace unas semanas durante una reunión informal en el Palacio. Según testigos, el empleado, en un gesto que parecía espontáneo, habría tocado ligeramente el brazo de la reina mientras le dirigía la palabra. Aunque el acto no fue considerado malintencionado, Letizia habría reaccionado con incomodidad y pidió que el asunto se resolviera de inmediato. Poco después, se comunicó la decisión de cesar al trabajador, lo que desató murmullos en los pasillos de Zarzuela.
Una norma personal muy clara
Este incidente pone en evidencia una característica bien conocida de la reina: su aversión a los contactos físicos no esenciales, una regla que aplica tanto en actos oficiales como en situaciones privadas. Letizia, conocida por su profesionalismo y su férrea autodisciplina, habría establecido desde su llegada a la realeza un protocolo tácito en el que evita cualquier contacto físico innecesario, incluso con miembros de su equipo cercano.
Expertos en protocolo señalan que, si bien es inusual que un miembro de la realeza sea tan estricto en este aspecto, no es del todo sorprendente. Presuntamente la monarquía, aunque se moderniza, sigue teniendo barreras invisibles que refuerzan su misticismo. En el caso de Letizia, puede tratarse de una cuestión de personalidad o de imagen pública, afirman especialistas en etiqueta real.
La noticia ha generado opiniones divididas entre quienes consideran la reacción de la reina desproporcionada y aquellos que defienden su derecho a establecer límites claros. Los críticos argumentan que el despido pudo haberse evitado con una advertencia, señalando que un gesto aislado no debería costarle el empleo a un trabajador. Por otro lado, simpatizantes de la reina destacan que, como figura pública y mujer, tiene derecho a mantener su espacio personal intacto, especialmente en un entorno donde la profesionalidad debería prevalecer.
Letizia, un liderazgo firme pero polémico
No es la primera vez que la reina Letizia se ve envuelta en controversias relacionadas con su carácter o su estilo de liderazgo. Desde su llegada a la Familia Real, ha quedado claro que su forma de trabajar y su personalidad marcan una ruptura con los estándares tradicionales. Este episodio, aunque menor, refuerza la imagen de una reina que no teme tomar decisiones difíciles para preservar su entorno laboral ideal.
Mientras tanto, la Casa Real ha evitado hacer comentarios oficiales sobre el incidente, en línea con su política de no responder a rumores. Sin embargo, este caso parece ser un recordatorio más de la rigurosidad con la que Letizia aborda su papel como reina consorte, para bien o para mal.