Letizia tiene muy mala fama entre el personal de Zarzuela por llamadas de madrugada en las que grita e insulta

Las formas de Letizia con el personas, dejan mucho que desear

Letizia tiene muy mala fama entre el personal de Zarzuela por llamadas de madrugada en las que grita e insulta

No es ningún secreto que Letizia tiene un carácter complicado. Quien la conoce bien sabe que su afán de control roza lo obsesivo y que su perfeccionismo se convierte en un problema para todos los que tienen que trabajar con ella. Y en Zarzuela, la paciencia se está acabando. Hace tiempo que el personal de la Casa Real comenta en voz baja que trabajar para la reina es sinónimo de vivir bajo presión constante. Normas estrictas, control en cada detalle, gritos cuando algo no le gusta y un nivel de exigencia que acaba desgastando a cualquiera. Lo que fuera de palacio se intenta maquillar con sonrisas y posados, dentro se traduce en renuncias silenciosas.

El último ejemplo lo encontramos en María Ocaña, su mano derecha durante años. Encargada de la seguridad de la reina y de mantener el orden que Letizia exige en cada movimiento, Ocaña decidió dimitir. No podía más. El estrés, la ansiedad y la presión de estar disponible las 24 horas terminaron por romperla. Según quienes conocen los entresijos de Zarzuela, Ocaña llegó a recibir llamadas a las cinco de la mañana en las que Letizia no dudaba en gritarle si algo no estaba como ella quería.

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Letizia es insoportable y no respeta a nadie

Letizia no soporta que nadie se equivoque, pero tampoco permite un segundo de respiro”, comentan voces cercanas al palacio. Su nivel de control se extiende a todo: viajes, horarios, relaciones con la prensa y con cada persona que entra o sale de su círculo. Resulta curioso que sea precisamente Letizia, quien no nació en la realeza y conoce lo que significa venir de abajo, la que ahora humilla a quienes trabajan para ella. La periodista Laura Rodríguez lo deja claro en su análisis: Letizia se cree superior al resto. Y ese complejo de superioridad se ha convertido en un infierno para quienes la rodean.

Porque detrás de las sonrisas en los actos públicos, de las fotografías al lado de enfermos y de las palabras de apoyo en tragedias, Letizia guarda una frialdad que no perdona y una falta de empatía que no descansa.

Así pues, en Zarzuela, cada vez son más los que confirman que Letizia ha pasado de ser reina de España a ser la peor pesadilla de quienes trabajan a su lado.