Los hijos de Charlene de Mónaco y el Príncipe Alberto arrastran graves problemas emocionales

Gabriella no muestra la cara amable que buscan en el Principado de Mónaco

Los hijos de Charlene de Mónaco y el Príncipe Alberto arrastran graves problemas emocionales

La imagen idílica que se intenta proyectar desde Mónaco se desmorona con cada aparición pública de Gabriella. La hija de Charlene y Alberto lleva tiempo mostrando un desapego que preocupa y mucho en el Principado. Su frialdad durante los actos oficiales ya ha encendido todas las alarmas en Palacio, donde se teme que la presión y las expectativas estén afectando de lleno a su estabilidad emocional.

No es la primera vez que se percibe esa distancia. Gabriella siempre ha sido una niña inteligente y con un punto de sensibilidad especial, pero en las últimas apariciones ha estado completamente ausente. Ni siquiera las constantes atenciones de Charlene, inclinándose a su oído para reconfortarla y mantenerla implicada, consiguen que la pequeña reaccione. Su mirada perdida y su falta de gestos han provocado comparaciones inevitables con su tía, Estefanía de Mónaco, famosa por su carácter indomable y sus desplantes a la corona siempre que no se sentía cómoda o con ganas de mostrara una falsa cara amable.

monaco

La actitd de Gabriella señala a Chalrene

En Palacio, el temor es real. Mientras Jacques avanza con paso firme para asumir algún día el trono, Gabriella debía convertirse en su mayor apoyo, al estilo de su tía Carolina. Pero la pequeña parece tener otros planes. No siempre está dispuesta a sonreír cuando se le exige, ni a posar ante las cámaras con la sonrisa que tanto busca la Casa Grimaldi para reforzar su imagen de estabilidad.

Charlene es consciente de lo que está pasando. Hace apenas unas semanas admitía que la educación de Jacques y Gabriella bajo la presión de la prensa internacional no está siendo fácil. “Como cualquier padre, estoy un poco ansiosa pensando en lo que vendrá”, confesaba la princesa, dejando entrever que la preocupación ya forma parte del día a día en Palacio.

Así pues, los rumores sobre exigencias académicas extremas, horarios rígidos y una infancia marcada por el protocolo están ganando fuerza. Gabriella necesita atención constante, y cada vez son más los que ven en su comportamiento un aviso de lo que puede estar por venir. En Palacio ya saben que el mayor quebradero de cabeza para Charlene y Alberto puede acabar siendo su propia hija.