Meghan Markle ha tenido que ser tratada de urgencia por un cuadro agravado por Kate Middleton

Meghan Markle lo pasó muy mal en Buckingham

Meghan Markle ha tenido que ser tratada de urgencia por un cuadro agravado por Kate Middleton

La historia de Meghan Markle es la de una mujer que, pese a la sonrisa impecable y la imagen cuidada, ha cargado con una pesada mochila de dolor físico y emocional. Desde hace años, la duquesa de Sussex convive con una migraña crónica que le obliga a seguir un estricto tratamiento médico para mantener a raya los ataques. Pero no es la única batalla que libra: su paso por el Reino Unido le dejó también una condición de salud que requiere control constante.

Y es que, desde el mismo instante en que pisó la familia real británica, la vida de Meghan se convirtió en una prueba de resistencia. Las críticas feroces, los juicios mediáticos y las comparaciones inevitables con Kate Middleton fueron un desgaste diario. Lejos de tender puentes, esa presión se convirtió en un muro que la aislaba, sumiéndola en un estado de ansiedad y estrés que afectó a cada aspecto de su vida. Lo que para muchos era un cuento de hadas, para ella se transformó en una trampa dorada que no dejaba espacio para respirar.

Kate

Meghan Markle lo pasó muy mal en Reino Unido

De este modo, no tardaron en llegar las consecuencias más duras. Meghan tuvo que recurrir a ayuda psicológica para sobrellevar ataques de ansiedad, episodios depresivos y un dolor emocional que se instaló en su rutina. Hubo días en los que la medicación no era una opción, sino una necesidad urgente. Y en medio de ese torbellino, llegó uno de los golpes más devastadores: un aborto espontáneo que la dejó rota, multiplicando el vacío y la tristeza que ya cargaba.

La realidad es que la combinación de ese dolor personal y el acoso mediático constante marcó un punto de no retorno. Meghan entendió que, para salvarse, tenía que escapar. Así, junto a Harry, decidió romper con la realeza y mudarse a California. Allí, lejos de los protocolos y de los focos más crueles, empezó a recuperar el control de su vida. Poco a poco, volvió a encontrar un equilibrio que creía perdido.

Así pues, aunque hoy su vida es más tranquila, Meghan Markle sigue visitando a su psicólogo de forma regular, consciente de que la salud emocional es un trabajo continuo. Ya no vive prisionera del qué dirán ni de las reglas de palacio. Ahora, la mujer que un día fue símbolo de escándalo para la realeza británica es, sobre todo, un ejemplo de que incluso en medio de la tormenta más mediática, se puede encontrar la calma.