Meghan Markle será la culpable de que el Príncipe Harry no vuelva a Buckingham
La Duquesa de Sussex está presionando mucho a su marido
La voz de Harry temblaba cuando abandonó el salón donde acababa de ver a su padre. En esos 19 minutos, el príncipe sintió que el tiempo se detenía. Frente a un Carlos III emocionado, supo con claridad que lo que más desea es volver a casa, recuperar a su familia y caminar de nuevo por los pasillos de Buckingham. Extraña a su padre, a su hermano, incluso a los silencios compartidos con quienes antes eran su refugio.
Y es que, en lo más profundo, Harry estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por recomponer esos lazos. Sabe que su padre atraviesa un momento delicado, que la enfermedad lo acecha y que cada encuentro podría ser el último. La idea de no estar allí, de perderlo sin haber recuperado el tiempo perdido, le desgarra el alma.

Harry quiere, pero Meghan no cederá
De este modo, la realidad golpea con fuerza al hijo menor de Carlos III. Aunque su corazón clama por quedarse, el príncipe no puede decidir solo. Vive bajo la sombra de su matrimonio con Meghan, a quien respeta y teme decepcionar. Sus amigos aseguran que su papel como “soldado leal” a su esposa lo ata, que ha aprendido a medir cada palabra para evitar conflictos. Es un equilibrio imposible: quiere a su familia, pero teme las consecuencias de ir demasiado lejos para recuperarla.
La realidad es que, para Harry, el drama es absoluto. Se debate entre su amor por los suyos y la obligación de proteger la paz en su hogar. Aquel instante con su padre le mostró lo frágil que puede ser todo: los abrazos, las conversaciones pendientes, los recuerdos que aún quedan por construir. Su deseo de volver late con fuerza, pero las cadenas invisibles que lo atan a decisiones pasadas pesan demasiado.
Así pues, la encrucijada de Harry sigue abierta, marcada por el dolor de quien quiere regresar y no sabe cómo hacerlo sin romper su presente. Mientras su padre lo espera con los brazos abiertos, él continúa atrapado en un laberinto emocional que lo aleja de la vida que, en el fondo, aún anhela, aunque se le aleja cada vez más.