Miguel Urdangarin tiene gastos sólo en ocio que superan los 3.000 euros al mes
Una vida discreta, rodeada de privilegios y decisiones cuestionadas

Miguel Urdangarin, hijo de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin, parece haberse acostumbrado a vivir sin mayores sobresaltos. Aunque su juventud prometía un futuro algo más estructurado —estudió Ciencias del Mar en Reino Unido y quiso ser instructor de esquí—, la realidad hoy es otra. No tiene trabajo, no estudia, y su rutina gira en torno al ocio, las fiestas y los viajes.
Después de sufrir una lesión que truncó su sueño deportivo, Miguel se instaló en Madrid con la reina Sofía. Allí empezó una etapa sabática junto a su hermana Irene, que también decidió tomarse un descanso sin rumbo fijo. A diferencia de sus hermanos Pablo y Juan, que han tomado caminos algo más definidos, Miguel ha preferido quedarse en España, donde vive gracias al respaldo económico de su familia.
Más de 3.000 euros solo para ocio
Aunque no tiene ingresos propios, Miguel no tiene problemas de dinero. Recibe mensualmente alrededor de 10.000 euros de su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, y otros 6.000 euros por parte de su madre. Aun así, ese dinero comienza a resultarle insuficiente. Según fuentes cercanas, el joven ha pedido un aumento en su asignación mensual para poder cubrir sus gastos de ocio, que ya superan los 3.000 euros al mes.
Restaurantes de lujo, viajes improvisados, fiestas privadas y escapadas románticas con su pareja, Olympia, forman parte de su día a día. La joven, también de buena familia, reside en Madrid, y Miguel ya está buscando la forma de mudarse definitivamente a la capital para estar cerca de ella. De momento, sigue sin intención de trabajar.
En Zarzuela preocupa su falta de rumbo. La infanta Cristina incluso ha hablado con el rey emérito para intervenir. La situación ha generado tensiones, ya que ni Miguel ni sus hermanos menores parecen dispuestos a asumir responsabilidades por ahora. Mientras tanto, Miguel continúa viviendo "a cuerpo de rey", sin renunciar a sus planes de ocio y con la tranquilidad de que, pase lo que pase, el dinero nunca será un problema. ¿Hasta cuándo podrá durar este estilo de vida? Esa es la gran pregunta en la familia real.