Militares de San Javier destapan el engaño de Leonor con ayuda de oficiales

La experiencia de Leonor en la academia genera comentarios diversos entre los cadetes.

Militares de San Javier destapan el engaño de Leonor con ayuda de oficiales

La formación de la princesa Leonor en la Academia General del Aire de San Javier ha estado rodeada de mensajes oficiales que describen su paso por el centro como ejemplar, disciplinado y en igualdad de condiciones con el resto de cadetes. Según esta versión, la heredera al trono estaría superando todas las fases de la instrucción, demostrando esfuerzo, constancia y un rendimiento a la altura de sus compañeros.

Pero entre los pasillos de la academia, algunos militares ofrecen un relato mucho más complejo, que contradice la imagen proyectada públicamente. Estos testimonios, siempre expresados de forma anónima, afirman que la princesa no vuela realmente en solitario, a pesar de que así se haya insinuado desde ciertos sectores. Según estas voces internas, Leonor no soportaría las maniobras, ni la presión de las G, y aseguran que tiene un miedo notable al vuelo real, hasta el punto de que, en más de una ocasión, no habría salido del simulador para dar el salto al avión.

Fuentes internas afirman también que, cuando ha subido a una aeronave, lo habría hecho totalmente acompañada, y que en una ocasión los instructores habrían tenido que interrumpir la sesión y aterrizar antes de tiempo. Todo esto, insistiendo en que son testimonios no oficiales, dibuja una situación más delicada de lo que se comunica públicamente.

Leonor

Un ritmo adaptado y un impacto en la dinámica del grupo

Los militares que han compartido estas impresiones reconocen que Leonor es disciplinada, respetuosa y con buena actitud, pero aseguran que esto no compensa la falta de preparación física y psicológica para enfrentarse a determinadas fases del adiestramiento. “Lo intenta, pero acaba exhausta; tiene miedo”, comentan.

Por eso, según estas fuentes, el curso se habría adaptado a su medida, ya que no puede seguir el ritmo habitual de los alumnos de cuarto y quinto curso con los que comparte clases. En la teoría no habría inconvenientes, pero en las pruebas prácticas necesitaría apoyo constante, tanto de oficiales como de compañeros, para completar ejercicios que para el resto forman parte del día a día.

Esta situación, según los testimonios, afecta también al resto del grupo, que siente que su formación avanza con más lentitud para ajustarse a las necesidades de la princesa. Algunos cadetes entienden la excepcionalidad; otros sienten que su propio proceso formativo se ve condicionado. En cualquier caso, lo que ocurre en San Javier sigue siendo objeto de rumores y contrastes entre la versión oficial y lo que se comenta entre quienes comparten instrucción con la heredera.