Ni Letizia ni Leonor y Sofía visitan a la tía Pecu, Irene de Grecia

La reina Sofía está muy dolida por la actitud de sus nietas

Ni Letizia ni Leonor y Sofía visitan a la tía Pecu, Irene de Grecia

En un rincón apartado de Zarzuela, el tiempo parece haberse detenido. Allí, en una estancia sin lujos ni ruido, Irene de Grecia se apaga lentamente, con la misma discreción con la que ha vivido siempre. Sabe que su final está cerca y lo afronta con una serenidad que conmueve. Ya lo decidió hace meses: cuando llegue el momento, quiere volver a su tierra, descansar en Grecia, junto a su hermano Constantino. Una decisió que habrá que respetar más pronto que tarde, cuando Felipe VI de el visto bueno al retiro de la Reina Sofía.

Pocas personas han representado la lealtad como ella. Llegó a España sin reclamar nada, sin hacer preguntas. Se instaló en Zarzuela para estar junto a la reina Sofía, para convertirse en su confidente, en su sombra, en su apoyo silencioso. Nunca buscó una corona ni protagonismo. Renunció a todo por cuidar a los suyos. Fue tía, fue hermana, y para Felipe VI fue mucho más: una figura maternal, cercana y constante.

Irene

El rey no se separa de ella. Cada día está a su lado, igual que la infanta Elena, la infanta Cristina y los nietos de Sofía de parte de los Urdangarin y los Marichalar. En especial, Victoria Federica, Miguel Urdangarin e Irene Urdangarin. Todos han querido acompañarla en estos últimos pasos, sosteniendo a quien siempre estuvo disponible para ellos.

Pero en esa compañía hay una ausencia que duele. Ni Letizia, ni Leonor, ni la infanta Sofía han ido a verla a lo largo de los últimos meses. Nadie ha explicado el motivo, y el silencio pesa. Para Sofía, que vive un duelo tras la muerte de su hermano y ahora asiste a la despedida de su hermana pequeña, esta distancia es una herida más. Especialmente con sus nietas, Letizia, cuanto más lejos mejor. Porque Irene no ha sido solo familia: ha sido refugio. La realidad es que el tiempo se agota. La llaman “tía Pecu” con un cariño que dice mucho más que cualquier título. Y es así, con esa ternura infinita, con esa dignidad callada y esa fidelidad sin fisuras, como se marcha.

Así pues, mientras la vida continúa fuera, Irene de Grecia se despide rodeada solo por unos pocos elegidos. Pero lo hace en paz. Porque quienes de verdad importaban ya saben que lo dio todo por ellos sin pedir nunca nada a cambio.Algo que parece que ni Leonor ni Sofía le agradecen. Una enseñanza más de Letizia, parece.