Victoria Federica viene en un piso de 500 metros con piscina y jardín privado regalo de su abuelo
Juan Carlos I se hace cargo de todos los gastos de su nieta favorita
Victoria Federica siempre ha sido la nieta favorita de Juan Carlos I, y ahora el rey emérito lo ha dejado claro con un gesto que habla por sí solo: pagarle un espectacular piso de 500 metros cuadrados en una de las zonas más exclusivas de Madrid. Un hogar con piscina y jardín privado que no solo refleja lujo y comodidad, sino también el vínculo especial que abuelo y nieta han cultivado durante años.
La realidad es que este piso no es un simple lugar donde vivir. Se trata de un oasis urbano en pleno corazón de la capital, con amplitud, privacidad y todo lo necesario para mantener un estilo de vida marcado por la exclusividad. Tener jardín propio y piscina en una ciudad donde el metro cuadrado es oro es un privilegio al alcance de muy pocos, y ahora Victoria Federica puede disfrutarlo sin salir de casa y gracias a su querido abuelo, que paga por ello.

Un cambio de hogar para comenzar de cero
Y es que para la hija de la infanta Elena, este cambio supone abrir un capítulo completamente nuevo. Lejos de la etapa universitaria, su agenda se llena de eventos, desfiles y colaboraciones que la han convertido en un rostro habitual en la vida social española. Vivir en un espacio así no solo le da independencia, sino también la tranquilidad necesaria para mantener su vida privada lejos de miradas indiscretas.
De este modo, el gesto del rey emérito no es únicamente material. Su cercanía con Victoria siempre ha sido evidente, y este regalo es una prueba tangible de esa complicidad. Es también una forma de respaldar a su nieta en un momento de consolidación personal, dándole un lugar que le permita crecer sin renunciar a la discreción y al confort que valora.
Así pues, con un piso que combina elegancia clásica y diseño contemporáneo, con luz natural y un jardín que parece ajeno al ruido de la ciudad, Victoria Federica inicia una etapa donde lujo e independencia se entrelazan. Y lo hace sabiendo que, aunque no tenga títulos reales, el cariño de su abuelo le ha abierto la puerta a un hogar digno de una princesa moderna.