Zarzuela rompió las negociaciones de divorcio con Letizia por las altas exigencias
A Letizia no le sale a cuenta esto de divorciarse y perder su poder

Esto es una realidad que dan por sentada periodistas como Pilar Eyre y Laura Rodríguez, que aseguran que, a pesar de que de cara al público los Reyes de España se esfuerzan para dar una imagen de unión y de que tienen un matrimonio sano, la realidad es que son incapaces de llevar una convivencia sin discusiones casi diarias y sin pasar días enteros gritándose o sin dirigirse la palabra. La realidad es que Felipe y Letizia no se soportan y han acabado tomando la decisión de poner fin a su convivencia.
En este sentido, tras conocerse las infidelidades de Letizia, Casa Real comenzó a plantear la posibilidad de que Felipe VI le pidiera el divorcio a su esposa. El monarca español tenía el relato a su favor y se podía vender como la gran víctima de las infidelidades de su esposa. Sin embargo, entre el gran escándalo que se iba a formar y las posibles pretensiones de Letizia, el divorcio ha sido una idea que se ha acabado descartando.
Letizia no está dispuesta a ceder en nada
A pesar de que a lo largo de los últimos tiempos ha perdido mucho peso dentro de la Casa Real, la realidad es que Letizia sigue estando más que decidida a seguir ejerciendo su papel de Reina de España. Le encanta saber que tiene mucho poder y contar con un dinero casi ilimitado. Se siente superior al resto del mundo gracias a un título que la pone en la cúspide de la sociedad española.
En esta misma línea, Letizia ha llegado a pedir una compensación absolutamente desmedida para aceptar un divorcio pacífico. La esposa de Felipe VI se niega a dejar de disfrutar de los privilegios que tiene y ha pedido dos mansiones y el pago de varios millones de euros, junto con un sueldo al más puro estilo Iñaki Urdangarin. Una propuesta que desde Casa Real han desestimado.
Así pues, las altísimas expectativas por parte de Letizia han acabado haciendo que Casa Real cese en su intención de buscar un divorcio pacífico entre Felipe VI y su mujer, que están condenados a seguir casados para siempre.