De trabajar con Elsa Pataky en ‘Al salir de clase’ a pedir caridad por las calles de Madrid
Una historia de luces, sombras y segundas oportunidades en el mundo del espectáculo
Iván Hermés fue uno de esos rostros que marcó a una generación. En los años 90, su papel de Felipe en Al salir de clase lo catapultó al éxito. Compartió pantalla con Elsa Pataky, Hugo Silva y otros que luego se convirtieron en estrellas. Era joven, talentoso y tenía el futuro por delante. Pero la fama no siempre es sinónimo de estabilidad. A Hermés le pasó factura. A los pocos meses de estar en la serie, decidió marcharse. La presión, la exposición pública y el ritmo de trabajo lo sobrepasaron. “Fue un momento muy duro”, confesó años después.
Desde entonces, siguió trabajando como actor, pero de forma intermitente. Algunos papeles en teatro, televisión y cine. Ninguno con la misma visibilidad. El tiempo fue pasando y las oportunidades escaseaban. A eso se sumaron problemas personales: una ruptura, la distancia con su hijo, la inestabilidad económica.
Cuando llegó la pandemia, su situación se volvió insostenible. Sin trabajo y con deudas, se vio obligado a pedir ayuda. Vivía en Barcelona, sin ingresos ni familia cerca. Fue entonces cuando decidió dar un paso radical: salir a cantar a la calle.

Un ukelele, la calle y un nuevo comienzo
Con un ukelele bajo el brazo, Iván Hermés se enfrentó a algo nuevo. Nada de focos, ni cámaras. Solo gente anónima pasando por una plaza. Así comenzó a cantar en las calles de Barcelona y Madrid. Sin vergüenza. Sin máscaras. Al principio fue por necesidad. Luego, por supervivencia emocional. Las canciones se convirtieron en una forma de expresarse. Empezó con versiones, pero pronto escribió las suyas propias. Canciones como Sin dirección y Nada que perder, nacidas del dolor y la búsqueda de sentido.
Lejos de verlo como un fracaso, Hermés habla de esta etapa como una lección de vida. Aprendió a conectar con el público de otra manera. A dejar atrás el ego. A vivir con lo justo, pero con autenticidad.
Hoy sigue actuando de vez en cuando. Pero ya no persigue la fama. Busca paz, estabilidad y, sobre todo, estar cerca de su hijo. Su sueño ahora es simple: comprarse una furgoneta para recorrer el mundo con él.