Felipe Massa ha vuelto a encontrarse con su pasado de una forma muy especial. El expiloto brasileño, quien fue compañero de Fernando Alonso en Ferrari, se subió recientemente al monoplaza con el que casi conquista el Mundial de 2008. Fue en el Festival de Velocidad de Goodwood, un evento donde se reúnen figuras icónicas del motor para pilotar coches históricos. Allí, Massa condujo ese coche que guarda uno de los recuerdos más amargos de su carrera.
Un Mundial marcado por la polémica
El Mundial de 2008 fue, sin duda, el año más importante para Massa, aunque también el más frustrante. Terminó como subcampeón, por detrás de Lewis Hamilton, quien logró su primer título con McLaren por un solo punto. Sin embargo, esa temporada está marcada por una de las mayores controversias de la Fórmula 1: el llamado 'Crashgate' en el Gran Premio de Singapur.
En esa carrera, Renault fue acusada de ordenar a uno de sus pilotos que provocara un choque intencionado para sacar al coche de seguridad y favorecer a Fernando Alonso, su compañero. Massa, que ya había entrado a boxes, perdió valiosos puntos en esa parada, algo que pudo haber influido directamente en la lucha por el título.
Este escándalo ha sido objeto de investigaciones y sigue generando debate. Incluso Bernie Ecclestone, exjefe de la Fórmula 1, admitió que la FIA sabía de las irregularidades, pero no actuó a tiempo. Por eso, Felipe Massa mantiene viva la reivindicación de que ese Mundial le fue arrebatado injustamente.
Un reclamo que no cesa
Pese al paso del tiempo, Massa no ha dejado de defender su derecho a ser campeón legítimo. En Goodwood, con una mezcla de nostalgia y seriedad, dijo que 2008 fue “definitivamente mi mejor año” y que ese título de constructores también le pertenece a él.
Además, Massa ha anunciado que sigue adelante con un juicio para pedir la anulación del Gran Premio de Singapur, que se celebrará en octubre. Su lucha no es solo por un trofeo, sino por la justicia en un deporte donde los detalles y las decisiones pueden cambiarlo todo.
Este regreso al monoplaza de 2008 no es solo un viaje al pasado. Es una manera de recordar que, para Felipe Massa, la historia de ese Mundial todavía está abierta y que la verdad, tarde o temprano, debe salir a la luz.