El Barça se cuela de lleno en el gabinete de crisis del vestuario del Madrid
Los comentarios tras el empate en Málaga no dejan lugar a la tranquilidad. Hay varias cosas que tienen a los jugadores intranquilos.
Y todavía quedan tres meses largos de competición. Ese es el pensamiento, más allá de cualquier otra cosa, que existe a día de hoy en la mente de muchos madridistas, que este domingo asistieron a otra sesión de bostezos y mal juego en Málaga por parte de un Real Madrid de Zidane que se deshace cuando traspasa las fronteras del estadio Santiago Bernabéu. Con la salvedad del 0-2 en Roma, en un duelo decente pero que fue engañoso por el marcador ya que tampoco resultó tan sencillo ni convincente, todo el ímpetu que el equipo blanco demuestra cuando juega en casa contrasta con su versión de visitante, en la que se diluye como un azucarillo ante cualquier rival bien plantado atrás y con las ideas claras a la hora de presionar.
Nada ayudó en La Rosaleda. Ni las bajas, ni los cambios introducidos por el entrenador francés en el once, ni tampoco los jugadores que entraron de refresco en la segunda mitad. James, suplente, apenas apareció en los minutos de que dispuso. Jesé tiró la enésima oportunidad de su carrera a la basura. La falta de consistencia lejos del Bernabéu preocupa y mucho a la plantilla, pese a que rápidamente y como es debido los capitanes, además de algún otro jugador, salieran al paso nada más terminar el choque en tierras andaluzas. "No vamos a bajar los brazos, pero al próximo fallo la Liga estará perdida", reconocía Sergio Ramos en zona mixta; "No nos rendiremos y lucharemos", dijo Marcelo en la misma línea.

No obstante, el sentir interno es otro. La convicción del plantel es fiar ahora todo a la Champions, competición que tradicionalmente siempre ha salvado los muebles en el Real Madrid y que, además, es el néctar de la grandeza blanca. Pero ese As en la manga tiene un alto coste en riesgos. La plantilla es consciente de que ahora está expuesta tras la salida de Rafa Benítez. Si hasta ahora ante cualquier pinchazo buena parte de los 'palos' iban dirigidos al técnico madrileño, los futbolistas, que le criticaron y mucho, están ahora solos ante los comentarios del público, ya que ha sucedido lo que querían. La excusa de Benítez ya no vale y nadie achacará a Zidane los fracasos de esta campaña.
Este hecho, unido a que los partidos que realmente importan a partir de ahora, los de Champions, llegan muy espaciados en cuanto a los días que quedan hasta el final de la temporada, hace temer a los futbolistas de que el ambiente se les vuelva en contra. Y encima, con un derbi a menos de una semana de distancia y una visita marcada en rojo en el calendario al Camp Nou, aún con el recuerdo del 0-4 en la mente de muchos jugadores. Perder de nuevo en estos partidos podría ser devastador para su moral y para el ambiente en el madridismo con demasiado tiempo por delante hasta el final del curso. ¿Y encontrarse al Barça en la Champions? Una posibilidad que muchos no querrán ni pensar, con mucho más que perder justo en este momento de la campaña.