El origen de la euforia desmedida que reina en el vestuario del Barça

El origen de la euforia desmedida que reina en el vestuario del Barça

Los jugadores ya no ocultan su optimismo porque son conscientes de que estamos viendo al peor Barça de la temporada.

Vivos en Europa, con la clasificación para la final de Copa en el bolsillo y líderes indiscutibles en la Liga, el vestuario del Barça vive en un clima de euforia que tiene su explicación: el FC Barcelona se encuentra ahora misma en su peor momento de la temporada. Los meses de enero y febrero estaban señalados en el calendario del Barça como los más delicados en su objetivo de revalidar el triplete porque el plan de preparación física, orientado a llegar a tope a diciembre para ganar el Mundialito, contemplaba un bajón en los meses de enero y febrero, para recuperar el tono en marzo y llegar a tope a mayo, el mes en el que se deciden todas las competiciones.

 

Se entiende que la situación actual del equipo haya podido disparar la euforia. La semana que viene el Barcelona disputará en El Molonón el partido que quedó aplazado a causa de la disputa del Mundialito de clubs. En caso de victoria, las diferencias sobre sus más directos perseguidores en la Liga BBVA quedarían establecidas en seis puntos, más el goal average, con el Atlético de Madrid, y siete puntos más el goal average con el Real Madrid, que podrían ser 10 puntos más el goal average si el clásico del Camp Nou acaba con triunfo barcelonista. Es decir, que, en contra de las previsiones, el Barcelona no tendrá que recuperar terreno perdido en los próximos meses sino conservar la ventaja alcanzada.

 

La plantilla del FC Barcelona, que conoce sus limitaciones y que no ignoraba que en los meses de enero y febrero podía atravesar por un bache de juego y resultados, se felicita por la situación de la tabla con el convencimiento de que el rendimiento del equipo va a ir a más en los próximos meses. El equipo ha entrado en una dinámica ganadora que no contemppla el verbo perder y, paralelamente, los hombres de Luis Enrique no ven ni en el Atlético ni en el Real Madrid signos que den pie a pensar que pueden complicarles las cosas en el futuro.