Con lupa: El examen para Zidane ante la Real (se juega más de lo que parece)

Con lupa: El examen para Zidane ante la Real (se juega más de lo que parece)

Por primera vez, el entrenador no solo ha perdido su 'estrella', sino que recibe críticas desde todos los sectores.

Algo más de un año después, Zinedine Zidane vive un mal momento sentado en el banquillo del Real Madrid. Tenía que pasarle. Hasta ahora, el francés prácticamente solo había conocido el lado feliz de ser el entrenador del equipo. Tres títulos, entre ellos la Undécima Champions para las vitrinas de la entidad, y muchas eliminatorias y partidos después, el Real cae eliminado en una competición con Zizou como técnico. Y después de hacer una mala eliminatoria ante el Celta de Vigo en líneas generales, algo que concuerda con el mal momento físico y futbolístico que atraviesa el equipo desde hace un mes.

 

Aunque este fracaso no supone, ni mucho menos, ni el menor atisbo de peligrosidad para la continuidad de Zidane en el banquillo -en el club la Copa se sigue viendo como el menor de los tres títulos del curso y únicamente un buen complemento que 'viste' los de la Liga o la Champions- sí es cierto que ha dejado tocado al técnico. No sólo a él personalmente y de forma anímica, como reconoció nada más acabar el choque ante el Celta, sino de cara a una afición que le veía (y le sigue viendo) como el hombre capaz de terminar con años de vaivenes absurdos y constantes cambios en el banquillo del equipo. Y también, de cara a un club que tiró de él por absoluta necesidad hace un año.

Es lógico y evidente, pero dentro de la entidad siempre hubo dudas con Zidane, sobre todo al principio. Nadie en el Real Madrid dejaba de confiar en él como un potencial entrenador del primer equipo para muchos años. La pregunta era más bien si a inicios de 2016 estaba preparado para asumir ya el cargo, recogiendo la herencia negativa que recogía: Una plantilla desencantada por la marcha de Carlo Ancelotti y la llegada de Rafa Benítez, y unos resultados que hacían muy factible la posibilidad de que el Real Madrid terminase 2016 sin título alguno que ofrecerle a sus aficionados.

 

Zidane

 

Zidane cogió el toro por los cuernos y ha ido demostrando tener aptitudes más que válidas para el puesto. Es más, ha hecho cosas que muchos hinchas del Real jamás habían visto antes, como rotar más que nunca en los partidos, darle bola a absolutamente todos los jugadores de una plantilla que, hasta el día de hoy, ha cerrado filas en torno al francés (no todos los entrenadores que han pasado por ese banquillo pueden presumir de haberlo conseguido), poner sobre el césped a un equipo que en un elevado número de ocasiones siempre intenta jugar bien al fútbol y se toma los partidos con seriedad y con garra, pase luego lo que pase, y además tener la valentía y el peso necesarios para sentar a las estrellas de la plantilla cuando éstas lo necesitan. Y también intentar jugar con varios recursos tácticos, nada de un sistema inamobible o demasiado lógico.

 

Pero incluso con todo eso ya en su hoja de servicios, el partido de este domingo frente a la Real Sociedad podría suponer un antes y un después en la carrera de Zidane como entrenador del Real Madrid. Porque en el último mes se han cuestionado sus decisiones sobre determinados descansos de jugadores, sobre su gestión de una plantilla asolada por las bajas, sobre algunos movimientos tácticos empleados en los choques más recientes que no han funcionado o incluso han perjudicado al equipo, y porque incluso se teme que pierda esa mano dura y blanda a la vez con el vestuario. Zizou debe hacer que el rumbo del Real Madrid en la Liga no se desvíe y pasar de octavos de la Champions, esperando a ver qué sucede en los últimos meses de competición. De lo contrario, podría empezar a tener que aguantar campañas en su contra.