El derbi mete a Zidane en un problema (y el francés advierte al vestuario y a Florentino Pérez)

El derbi mete a Zidane en un problema (y el francés advierte al vestuario y a Florentino Pérez)

Sensaciones muy contradictorias en torno al técnico del Real Madrid después del empate ante el Atlético.

"Estoy decepcionado, no tocado". Zinedine Zidane intentó no perder su sonrisa característica en la sala de prensa del Bernabéu, momentos después de que el Real Madrid tirase por la borda el trabajo razonablemente bueno que había hecho durante casi todo el derbi ante el Atlético de Madrid, que logró empatar en los últimos cinco minutos un choque en el que los locales fueron superiores. El técnico francés achacó a la falta de concentración y rigor defensivo de ese final de partido el empate final, dado que "debían" haber marcado el segundo gol para "estar tranquilos, pero no lo hicimos". El particular Tourmalet que el conjunto blanco ha comenzado ya, y cuya próxima parada es Múnich este miércoles, comienza con un dubitativo 1-1 que, de no haber sido por el descalabro absoluto del Barça, tedría como consecuencia este domingo ver al equipo azulgrana comandando la clasificación después de muchas jornadas.

 

 

Es verdad que el fútbol desplegado por el Real Madrid no fue de salón, pero tampoco puede decirse que el equipo no diese la cara, quisiese ganar el partido desde el primer minuto y no fuese superior al Atlético. Lo fue, y como decimos, durante buena parte del choque superó a los rojiblancos en ritmo, posesión y ocasiones (no demasiadas, pero sí muy claras), convirtiendo a Oblak y Savic en los salvadores del conjunto del Cholo Simeone. En esto, la verdad es que Zidane nunca ha decepcionado. Siempre que vienen partidos trascendentes el Madrid responde. Mejor o peor, pero lo hace. Nunca se le podrán achacar al equipo del francés cuestiones compromiso. Sí otro tipo de cosas que, una vez más, quedaron retratadas en el derbi.

 

Por ejemplo, la incapacidad manifiesta del equipo blanco de realizar partidos completos a un altísimo nivel. El Real Madrid se mantiene firme en la primera línea de los dos títulos que le quedan este curso, la Liga y la Champions, pero al mismo tiempo lleva toda la temporada desprendiendo una imagen de rendimiento muy engañosa. Sea por lesiones, por cuestiones físicas, por falta de confianza o ritmo o, simplemente, porque Zizou no da con la tecla, el Atlético volvió a desnudar el gran punto débil del equipo esta campaña: la baja forma de su línea de ataque hace que le sea muy complicado sentenciar los partidos, dejando siempre un resquicio para el desastre en alguna jugada aislada, como la de Griezmann este sábado. El Real Madrid no sabe jugar tranquilo, se crece ante las adversidades pero gestiona de forma regular sus ventajas, y no siempre se acierta con los cambios.

 

Griezmann

 

Precisamente, de esto último ha salido algo 'escaldado' el propio Zidane de este partido. Así como en otras ocasiones sus variantes en la pizarra han demostrado que no es para nada un 'entrenador florero' como muchos le tildan (sin ir más lejos, con su pequeña lección a Simeone en el partido de la primera vuelta), muchos achacan al cambio de Toni Kroos por Isco realizado por el francés el punto de inflexión que permitió empatar al Atlético. Era el minuto 76, y lejos de conseguir tranquilidad y posesión, lo que el técnico admitió que buscaba en rueda de prensa, sin el alemán y con el malagueño, el Madrid dio un paso atrás que resultó fatal. 

 

Cuenta el diario El Confidencial que para muchos, tanto entre la afición del Madrid como incluso en el propio club, Zidane está cumpliendo de sobra con todo lo que se le pedía cuando accedió al cargo en enero de 2016, pero aun con todo eso no le ven como un técnico hecho y preparado para entrenar al Real Madrid a largo plazo. La sombra de su figura como alguien 'puesto ahí, a medida de Florentino Pérez' le sigue persiguiendo. Y posibles errores como el del derbi alimentan esta teoría. "Siempre cuando hay un resultado negativo se pueden mirar los cambios pero el de Pepe era obligatorio y al final quería meter a Isco defendiendo a la izquierda y teniendo el balón. Ya está. No interpretamos muy bien los últimos minutos en los que había que defender juntos". El propio entrenador reconoce que no le salió bien la jugada, pero se muestra implacable respecto a su libreto y su forma de entender las cosas.

 

Desde que empezó la temporada, Zidane ha implementado un sistema de rotaciones nunca antes visto en el Real Madrid. En general le ha salido mejor que bien, pues jamás los suplentes habían tenido tantos minutos a lo largo de una temporada y una plantilla entera había aportado tantos puntos al equipo de cara a los objetivos finales. Este empate tampoco le hará cambiar sus planes ahora. Pero el choque ante el Atlético deja algunas conclusiones que ya son muy alarmantes: la falta de gol de la BBC y el lastre defensivo y de control del partido que supone alinearla es la mayor de ellas. Zidane lo sabe, pero se la jugará con eso, aunque tanto él como Florentino Pérez son conscientes de la dura realidad que se les viene encima: lidiar con el progresivo ocaso de lo mejor que tenía este equipo, provocando una transición que para nada será fácil ni tampoco agradable.