Pedri y Fermín, preocupados, juega porque no hay nadas mejor, no tiene nivel para ser titular en el Clásico
Ambos futbolistas tienen inquietud por la portería culé ante un partido tan trascendental
A pocas horas del Clásico contra el Real Madrid, la tensión se palpa en el vestuario del FC Barcelona. Pedri y Fermín López, dos de los futbolistas con más peso en el centro del campo, no ocultan su preocupación: la portería vuelve a ser un problema. Según ha trascendido, ambos futbolistas consideran que Wojciech Szczęsny será titular “porque no hay nada mejor” ante la baja de Joan García, que no llegará a tiempo para el encuentro más importante de la temporada.
El polaco, fichado este verano por su experiencia y veteranía, no ha ofrecido el nivel esperado. Sus actuaciones recientes han generado más dudas que certezas. Frente a rivales de menor entidad, Szczęsny ha mostrado falta de reflejos y errores en la salida de balón, aspectos cruciales en el sistema de Hansi Flick. Pedri y Fermín López, que apuestan por un Barça dominador y valiente desde la base, temen que el guardameta no sea capaz de asumir ese rol con la presión del Bernabéu.
Joan García, una baja que pesa demasiado
La ausencia de Joan García ha dejado un vacío difícil de llenar. El joven guardameta, que venía de ganarse la confianza del cuerpo técnico con actuaciones solventes, era visto por muchos como el futuro de la portería azulgrana. Su lesión, además de inoportuna, ha obligado a Flick a confiar en Szczęsny para un partido que puede marcar el rumbo del equipo.

En los entrenamientos previos, varios jugadores han mostrado su inquietud por la falta de seguridad defensiva. Pedri, líder silencioso del vestuario, habría pedido calma, pero también reconoce que el portero polaco “no transmite lo mismo que Joan”.
Dudas en el vestuario antes del Clásico
El cuerpo técnico, por su parte, mantiene su respaldo a Szczęsny, aunque Flick sabe que el margen de error es mínimo. El Clásico no solo decidirá parte de la Liga, sino también el futuro inmediato del guardameta, que se juega su credibilidad en un entorno donde cada fallo se amplifica. El vestuario, mientras tanto, cruza los dedos para que el polaco esté a la altura del reto y no repita los errores del pasado.