De titular indiscutible a transferible,¡Zidane le quiere fuera en enero!

De titular indiscutible a transferible,¡Zidane le quiere fuera en enero!

El brasileño quiere seguir peleando por un puesto en el equipo

El Real Madrid necesita pasar página. Y hacerlo cuanto antes. Quizás no le conviene precipitarse. Y por eso este año la revolución fue mucho menor de lo esperado. Pero tampoco le conviene al Madrid dormirse. El equipo que ganó tres Champions seguidas sigue siendo la columna vertebral del conjunto blanco. Debería el Madrid pensar de verdad en comenzar el cambio. Pero un cambio real.

El Real Madrid ha fichado a muchos jugadores jóvenes para darles la alternativa y el peso en el equipo. Pero hay que ponerles a jugar. Si no es imposible que el cambio sea real. Si juntamos todos los jugadores cedidos, más Rodrygo con ficha del Castilla pero jugador del primer equipo cuando es necesario, el Real Madrid se puede juntar con 32 jugadores con ficha profesional. Debe aligerar peso.

Bien lo sabe Zidane. Sin embargo, el francés no termina de dar continuidad a los Vinicius, Jovic, Mendy o Fede Valerde. Algún caso por lesión, otro por pura cabezonería. El equipo ha seguido jugando con los habituales Ramos, Varane, Carvajal, Kroos, Casemiro, Isco… un equipo aburrido y previsible. Con una falta de fútbol que no es tan alarmante como la falta de hambre que a veces se les intuye.

El hombre más señalado por el madridismo es el de Marcelo. El brasileño ha bajado tanto su rendimiento que es un jugador irreconocible. De lo que era a lo que es ha pasado mucho. Muchas lesiones y muchos minutos en el banquillo. Jugando también, muchos de ellos con fallos de concentración, no de por sí no habituales en Marcelo, pero sí fuera de lugar en un club como el Real Madrid.

Con la vuelta de Mendy tras lesión y la campaña de Sergio Reguilón en el Sevilla, Marcelo se ha quedado sin sitio en el Madrid. En verano el club le venderá, pero Zidane no estaría disgustado si incluso lo hacen ahora en enero. Empieza a ver a Marcelo como un estorbo.

La revolución, como decimos, tiene que ser lenta. Pero tiene que empezar. El primero puede ser Marcelo.