Hay otro caso como el de Mbappé y Vinícius en el Real Madrid, prácticamente no se hablan, han roto relaciones
Xabi Alonso heredera las secuelas de un vestuario tensionado de la era Ancelotti
La crisis de relación en el vestuario del Real Madrid va más allá del clásico distanciamiento entre Vinícius y Mbappé: Jude Bellingham y Antonio Rüdiger han roto la comunicación desde su enfrentamiento en Semana Santa. Según han informado varias fuentes, el centrocampista inglés perdió la paciencia tras una entrada dura del central alemán durante un entrenamiento. El choque fue tan intenso que llegaron a las manos y los compañeros tuvieron que intervenir para evitar una pelea mayor.
Desde entonces, ambos se evitan en el día a día. Si bien ambos coincidieron en una trifulca tras la final de Copa, donde participaron en un altercado lanzando objetos hacia el árbitro, esa segunda disputa solo reafirmó la distancia entre ellos. Aunque formalmente quedan treguas amistosas como el típico apretón de manos, lo cierto es que han dejado de hablarse y han evitado cualquier interacción desde aquel episodio.
Ambientes tóxicos: tensión en el centro y cero convivencia
Este conflicto interno no es puntual: reflejo de un vestuario donde los egos grandes chocan en momentos críticos. Bellingham, con un liderazgo natural pese a su juventud, ha expresado su hartazgo con el carácter bromista y a veces irrespetuoso de Rüdiger, al que acusa de actuar sin filtro tanto dentro como fuera del campo.

El incidente fue el culmen de semanas de tensión, potenciado tras la goleada ante el Arsenal. Ese viernes, una práctica tranquila derivó en un forcejeo que casi acaba en pelea real, confirmando el nivel de presión acumulada en Valdebebas antes de una cita decisiva de Champions League. Aunque luego se dieron la mano, la actitud ya no devolvió la confianza: Bellingham habría decidido cortar comunicación.
Sigue la tensión en un vestuario dividido
Xabi Alonso recibe un vestuario con tensión al volante. Si bien el desplazamiento de Vinícius y Mbappé ha ocupado titulares, ahora surge otro foco: Bellingham y Rüdiger han decidido alejar su relación, lo que compromete la cohesión del equipo. Y, aunque no han bajado escalones tácticos, su integración emocional ya no es la misma.

En un club cargado de presión y aspiraciones, la convivencia interna resulta tan decisiva como el rendimiento en el campo. Este nuevo caso deja claro que, en un vestuario lleno de estrellas, las relaciones rotas también cuentan.