Alberto de Mónaco ha comenzado a sentir celos enfermizos hacia el amante secreto de la Princesa Charlene

El Príncipe de Mónaco no soporta que Charlene conviva con otro hombre

Alberto de Mónaco ha comenzado a sentir celos enfermizos hacia el amante secreto de la Princesa Charlene

Hace años que la relación entre Charlene de Mónaco y su marido Alberto II está más que rota. Desde el día de la boda parecía inevitable que los Príncipes monegascos tuvieran una vida matrimonial exitosa. Pues, lejos de ser un hombre respetuoso con su esposa, el Príncipe Alberto ya era más que conocido por sus infidelidades a su pareja. Algo que, tras dar el sí quiero en el año 2011 no cambió en absoluto, provocando así una vida llena de estrés y problemas psicológicos para una Charlene de Mónaco que, 13 años más tarde sigue siendo incapaz de superar.

Ante esta situación, lejos de haber tratado de mejorar como pareja, Charlene y Alberto tomaron la decisión de comenzar a vivir en secreto, de forma separada. Es decir, la sudafricana comenzaría una nueva vida privada lejos de Mónaco, residiendo en una mansión en Francia, lugar que, según fuentes cercanas, acabaría siendo el nuevo nido de amor de una Charlene que conocería a un oligarca ruso que se ha convertido en el amante secreto de la Princesa. Lo que no habría gustado nada a Alberto de Mónaco, que no soporta ver a su esposa con otro hombre.

Alberto alejó a Charlene de su amor en Navidad

En este sentido, la Princesa de Mónaco no quiere ni ver a su actual marido, un Alberto que la obligó a cambiar de planes y pasar la Navidad junto a él en Mónaco. Una situación que, según han podido confirmar fuentes cercanas a la Casa Real, no fue tomada por mero protocolo, sino que fue un arranque de celos por parte de Alberto II que, sabiendo que Charlene quería estar junto a su amante en Navidad, la obligó a viajar hasta Mónaco, para estar junto al resto de los miembros de la familia Grimaldi, evitando así, que su esposa pudiera disfrutar de la Navidad como ella quería.

Alberto Charlene

Una situación que no habrá hecho ningún bien a la ya debilitada salud mental de una Charlene de Mónaco que, si había encontrado su lugar seguro en su mansión de Francia y junto a su amante, Alberto II se encargó de arruinar ese momento de paz.

Alberto no dejará vivir tranquila a Charlene

A pesar de haber aceptado el pacto de comenzar una vida separados, la realidad es que Alberto no está por la labor de dejar tranquila a Charlene. Pues, los celos enfermizos del Príncipe hacia el amante secreto de la Princesa han acabado rompiendo la poca estabilidad emocional que había logrado tener una Charlene que sabe que Alberto le hará la vida imposible hasta que deje a su novio secreto.